Dejarnos reconciliar

Os dejo un comentario sobre el evangelio del Cuarto Domingo de Cuaresma (próximo 14 de marzo). Se trata del pasaje de Lucas sobre el Hijo Pródigo.

El comentario está escrito por Mar Galcerán, profesora de las Escuelas Universitarias de Trabajo Social y Educación Social Pere Tarrés de la Universidad Ramon Llull, de Barcelona. Ella trabaja en Pastoral Universitaria y desde hace años escribe breves comentarios a textos de adviento o cuaresma. A mí siempre me ayudan y por eso hoy he querido reproducir éste.

"A menudo decimos que aprendemos a valorar las cosas una vez las hemos perdido o las hemos dejado de tener en las condiciones que las teníamos. Una evidencia de la experiencia. También podemos afirmar que quien no marcha no puede “regresar”. Una obviedad, pero que esconde un sentido muy profundo. Porque también nuestras pérdidas y nuestras huidas, abandonos, resentimientos, infidelidades al amor a la familia, a los amigos, a Dios, pueden convertirse en una gracia si somos capaces de iniciar el camino de retorno, de liberarnos de nuestros intereses egoístas, de nuestros deseos y pasiones, de nuestros autoengaños y, vacíos de todo, nos dejamos abrazar nuevamente por el Amor herido que sale a nuestro encuentro y no se cansa nunca de sanar y perdonar.

Es nuestra propia indigencia e indignidad la que conmueve el corazón de quien nos ama.
Nos hará falta, pues, descender hasta nuestras miserias, reconocerlas y aceptarlas para “experimentar la justicia salvadora” de un Amor a quien ya no podremos dejar de devolver convertido en bien todo el mal causado.

De esta experiencia de regreso y reencuentro uno sale purificado, pacificado, renovado y fortalecido en su propia capacidad de amar. El pecado es también una gracia si “nos dejamos reconciliar por Dios”. Él nos purifica siempre a través de las relaciones que más hondamente queremos".
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