REDACCIÓN P+D
Vivimos tiempos complicados para las libertades. Y la libertad de prensa no escapa a esta situación. No hay más que ver cómo –en general- los medios responden casi al pie de la letra al dictado de los poderes que los controlan. Es un deja vu convertido en ya esperado.
Si se cuestiona una actuación de la monarquía, los monárquicos saltarán al momento, mientras los republicanos aplaudirán, sea o no cierto, tenga o no sentido, lo que se dice.
Si un gesto político es delicado, se condenará sin misericordia por los medios afines al partido contrario; mientras que las filas “fieles” al promotor lo convertirán en su bandera. No importa lo que de positivo contenga, o lo negativo que pueda ser. Todo está ya escrito de antemano.
Puede leer aquí el editorial completo de la Dirección de Protestante Digital titulado Libertad de prensa