Un año ha entrado en la Historia y otro comienza a liderar el futuro. Macbeth se lamentaba de lo breve que es la vida: “No es más que una sombra que pasa, un pobre cómico que se pavonea y agita sobre la escena, y después no se le oye más; un cuento narrado por un idiota con gran aparato, y que nada significa”.
Cuando Don Quijote se encontraba en su lecho de muerte después de haber recobrado el juicio, cuando ya no era más el Caballero de la Triste Figura, sino Alonso Quijano el Bueno, dijo al grupo de personas que estaban contemplando su agonía: «Señores, vámonos poco a poco, que en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño».
Así nos vamos de esta tierra. Unos, poco a poco; otros, bruscamente, inesperadamente. EI salmista dice: nuestros días pasan, y «volamos»~. He ahí la gran verdad de la vida. Volamos. Podemos tardar más o menos, pero llegará un día en que todos volaremos. Es una verdad que nadie puede negar, y también un misterio que no todo el mundo tiene resuelto. De que volamos no hay duda. Lo importante es saber hacia dónde volamos, dónde va nuestra alma cuando todo acabe en la tierra que pisamos. La Biblia es clara: se terminan nuestros días y volamos. ¿Hacia dónde?