Confesiones en cuatro idiomas

Su párroco, César González Purroy, se ha visto abocado a ello por ser sacerdote de una de las ciudades navarras incluidas en la ruta del Camino de Santiago y lugar de paso, por tanto, de cientos de peregrinos extranjeros al año. "Existía una necesidad y yo vi que era capaz de entender de una manera bastante completa este idioma. Utilizo un pequeño guión y la mayoría me entiende bien. Aquí viene gente de todo el mundo y muchos hablan inglés. Por eso debemos estar a la altura de los tiempos", comentó.
No son muchos los que lo solicitan, pero hay que tener en cuenta que la misa vespertina diaria suele reunir a una media de cuarenta peregrinos. "Alguna vez no he podido confesar por no conocer determinado idioma, me ocurrió con un francés, o por tratarse de una persona de religión protestante. Ella quería, pero desde el obispado me confirmaron que no podía hacerse por no haber sido bautizada. Pero al margen de estas situaciones puntuales, es un servicio que debe dar la Iglesia, aunque a algunos les parezca un rollo", consideró.
Además de los que visitan el templo sin detener la marcha, a quienes pernoctan en el albergue parroquial también se les informa de esta opción. "Yo tengo trato con ellos y después de cenar hacemos un rezo en el coro. Entonces, muchos aprovechan para confesarse", contó César González.
David Galarza Fernández, responsable de la iglesia San Miguel de Estella, hace lo mismo desde el mes de abril, cuando abrió sus puertas el albergue parroquial, con 29 plazas disponibles. "Antes, los peregrinos se quedaban en los otros dos que existen en la parte baja de la ciudad y no subían hacia aquí, pero ahora siempre hay gente y lo piden", argumentó.
En su caso, son mayoritariamente italianos y alemanes quienes lo demandan. Según sus cálculos, este año habrá confesado a unas treinta personas de ambos países en su lengua natal, idiomas en los que se desenvuelve con soltura, además del inglés. "Estudié alemán y allí pasé tres veranos. El italiano lo conocía menos, pero a raíz de tener en el albergue una trabajadora de allí me animé y me fui hace varios meses dos semanas. El día a día con ella me ayudó después a conservarlo", comentó Galarza.
Antes, en Villamayor
Antes de llegar a Estella, en 2004, ofrecía el servicio en la parroquia de San Andrés de Villamayor de Monjardín (Tierra Estella), donde permaneció dos años. "Allí lo anunciaba con un cartel en el muro de la entrada y aquí tendré que ponerlo", dijo.
Ya lo ha hecho en una de las estancias comunes del albergue para avisar del horario de misas y del acto de bendición del peregrino. Lo ha escrito en 14 idiomas, seis más que con los que habitualmente celebra la bendición, cuya bienvenida se hace siempre en español, italiano, francés, alemán, inglés, holandés, portugués y euskera y cuyo final se lleva a cabo siempre en latín. "Los curas intentamos saber idiomas porque, aunque en el día a día no toca tanto, siempre hay situaciones en las que es necesario, como es el caso (para poder entablar conversaciones con peregrinos), o en las mismas bodas, donde los protagonistas valoran que se hable en su idioma. Yo celebré una en alemán", indicó.
Pero en su parroquia se han escuchado muchos otros: hebreo, japonés, coreano, polaco... "A algunos que lo han pedido no les he podido confesar por eso. Una vez estando en Colonia me lo pidió una chica hasta en swahili", recordó.