In memoriam: Hermana Angélica Ramírez

El 3 de noviembre en horas del mediodía, un vehículo saltó la isla y colisionó con el que subía en dirección contraria, provocando la muerte instantánea de la Hermana Angélica Ramírez Silva, religiosa de la Presentación de Tours, docente en el Colegio La Presentación de Mérida. Tenía 69 años de edad, había nacido en Ortega, Tolima (Colombia) el 7 de julio de 1943. Religiosa desde 1963, después de su formación inicial, primeros votos y primeras experiencias en Colombia, pasó a formar parte de la provincia de su congregación en Venezuela. Fue una de las fundadoras del Colegio de Mérida al que se incorporó en 1974. Sus primeros alumnos la recuerdan con cariño por su capacidad de trasmitir valores y virtudes.
Mujer de fe inquebrantable, poseía además una profunda espiritualidad, centrada en el Señor y el inmenso amor que le profesaba a la Santísima Virgen. Persona sencilla y sensible, amante de la naturaleza, alegre, jovial. Luchadora incansable, ante los desafíos no se amilanaba si no que los enfrentaba con entusiasmo y valentía. En la comunidad apreciamos su carácter integro, su búsqueda de la verdad, su amor a los pobres.
Trabajó en Venezuela en diversas obras de su congregación, siendo una de las promotoras de la obra de Fe y Alegría en Temblador (Monagas) donde puso muy en alto sus virtudes humanas y cristianas. En el 2007 se trasladó a Colombia para cumplir con el deber familiar de acompañar en sus últimos años a su hermana mayor que requería de los cuidados y cariños de quien ya no se valía por sí misma. Hace apenas cuatro meses falleció y pidió reintegrarse a la provincia venezolana.
Fue nombrada administradora del Colegio de Mérida donde se había iniciado cuarenta años atrás. Tenía apenas dos semanas de estar entre nosotros. Su ilusión era servir y morir en Venezuela. Que su espíritu misionero, su alegría y disponibilidad sea semilla de nuevas vocaciones para su congregación, ya que supo darse por entero y sin remilgos a lo que fue la razón de toda su vida, siguiendo el carisma de la fundadora Marie Poussepin, quien fue su modelo de vida y santidad. Paz a sus restos.
Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo