Pediatra, fundador de 'Alegría sin Fronteras' y socio local de Manos Unidas en Gambo Iñaki Alegría: "En Etiopía, el 99% de causas de muerte en niños son evitables"

Iñaki Alegría en Gambo.
Iñaki Alegría en Gambo. Alegría sin Fronteras

"Debemos defender el derecho a la vida. Es injusto que un niño o niña deba morir al nacer por haber nacido en Etiopía. Es una injusticia social que puede evitarse y no podemos quedarnos de brazos cruzados"

"A día de hoy, toda la comida que se produce en el mundo puede abastecer dos veces a toda su población y, sin embargo, todavía hay un 10% de esta población que sufre hambre"

"Durante los últimos diez años, ha habido cambios positivos y poco a poco hemos visto cómo mueren menos madres y menos niños. Hemos creado la primera Unidad Neonatal de Cuidados Intensivos, lo que permite que los niños prematuros puedan sobrevivir"

"Manos Unidas nos está ayudando mucho. Hemos conseguido firmar varios acuerdos de colaboración relacionados con programas muy ambiciosos de disminuir la mortalidad materna y neonatal"

Foc Nou - El médico y misionero Iñaki Alegría fue por primera vez a Etiopía en 2012. Todavía estudiaba la especialidad de pediatría en Granollers y, en el último año, les ofrecieron la posibilidad de realizar una estancia de tres meses en una capital del mundo. Sentía inquietud por conocer la situación sanitaria de un país con recursos escasos y, por tanto, donde la pediatría tuviera una gran relevancia. Etiopía contaba con todos estos requisitos. "Si en los hospitales de Cataluña la pediatría ocupa un espacio no muy grande, en Etiopía, que tiene un 50 por ciento de población infantil, la planta de pediatría es mucho mayor, y se convierte en la más importante del hospital", explica 'Iñaki, que a inicios de este 2023 ha estado en Barcelona como testigo de “Frenar la desigualdad está en tus manos”, la campaña de Manos Unidas.

¿Cómo fueron sus primeros tres meses en Gambo?

Quedé realmente impactado: encontré un hospital completamente colapsado, donde cada día se ingresaban casi cien niños que sólo podían ser atendidos por dos médicos. En Barcelona, por ejemplo, encontraríamos a más de cincuenta médicos para poder atender a este número de pacientes. Y no sólo eso, cuando llegué, el hospital sufría las consecuencias de la crisis económica puesto que había dejado de recibir muchas de las de ayudas provenientes sobre todo de España e Italia. Todo ello hizo que se planteara la posibilidad de cerrar el centro. "Hay que hacer todo lo posible para evitar que este hospital cierre sus puertas", me dije. Era el único hospital de Gambo, si cerraba toda esa población quedaba sin alternativa alguna. Por eso quise volver a Etiopía una vez terminé Pediatría. Quería salvar ese hospital.

¿Qué papel tuvo su ONG Alegría sin Fronteras en todo ese proceso?

Bien, cuando volví a Barcelona, quise, además de terminar mi formación, construir una ONG para canalizar todas las ayudas económicas para el hospital. El apoyo económico era también fundamental. La ONG nos permitía además de recibir donativos, acceder a becas y subvenciones que nos permitieron aguantar.

¿Cómo está funcionando la colaboración con Manos Unidas?

Manos Unidas nos está ayudando mucho. Hemos conseguido firmar varios acuerdos de colaboración relacionados con programas muy ambiciosos de disminuir la mortalidad materna y neonatal. Su soporte es muy importante y necesario para llevar todo esto a cabo.

¿Cuáles son los factores que hacen peligrar la vida de tantos niños en Etiopía?

Efectivamente, se trata de un problema multifactorial. Pero, por poner un ejemplo, vemos que el 99% de causas de muerte en niños son evitables. Muchas veces, estas tienen que ver con partes no controladas, el hecho de que muchas madres den a luz en casa, sin ningún tipo de seguimiento del embarazo, provoca una serie de problemas de base que hacen peligrar la vida del recién nacido. Algunos nacen con asfixia, sin buena formación, o por la falta de acceso a una atención sanitaria.

¿Cree que la situación global en Etiopía ha mejorado durante los diez años que ha estado viviendo allí?

Efectivamente, Etiopía ha cambiado muchísimo, ha tenido un gran crecimiento económico en los últimos 10 años. De hecho, es una de las potencias emergentes del continente africano. El PIB está incrementando a un ritmo del 10%, lo que supone un gran desarrollo en infraestructuras y una gran inversión en salud y educación. Ahora bien, todo ello ha salido perjudicado por la guerra, que afecta sobre todo a la zona del Tigray. En cualquier guerra todo el mundo sale perdiendo, es mucho el dinero el que se invierte y conlleva la pérdida de muchas vidas. También es cierto que, a pesar del crecimiento global del país, las zonas rurales, que son la mayoría, no han visto prácticamente ningún tipo de mejora. Siguen sufriendo la misma desigualdad.

¿Cuál es el aprendizaje más valioso que ha extraído de todo este tiempo?

Que debemos defender el derecho a la vida. Es injusto que un niño o niña deba morir al nacer por haber nacido en Etiopía. Es una injusticia social que puede evitarse y no podemos quedarnos de brazos cruzados.
Además, otra cosa que tampoco podemos pasar por alto es el problema del hambre. En Etiopía sigue habiendo mucha hambruna, muchos casos de desnutrición que son evitables. A día de hoy, toda la comida que se produce en el mundo puede abastecer dos veces a toda su población y, sin embargo, todavía hay un 10% de esta población que sufre hambre.

¿Qué hace para lidiar con el dolor que ve en Etiopía y mantenerte firme?

Existen experiencias muy duras. De hecho, cada día me enfrento a este tipo de situaciones en el hospital de Gambo, donde debemos convivir periódicamente con la vida y la muerte. Día tras día, hay niños que nacen y, también, vemos cómo alguien muere. Es necesario un poco de estabilidad emocional y hacer balance con lo positivo para conseguir salir hacia adelante y seguir luchando.

¿Cree que los privilegios que tenemos en Occidente son gracias –o a cambio– de las desigualdades que ocurren en países como Etiopía?

Efectivamente, creo que si Occidente mantiene su nivel de vida es porque sigue explotando y sigue beneficiándose de las malas condiciones laborales de muchos países africanos y asiáticos, completamente.

¿Vivimos aislados en nuestra realidad?

Creo que sí, buena parte de la población europea vive en una especie de burbuja. Pero se trata de algo intencionado. Sobre todo por parte de los medios de comunicación, a los que les interesa no informarnos sobre las condiciones de vida de Etiopía y de otros países de África. Pero no interesa, porque sería muy duro para la población aceptar y reconocer que mantenemos nuestro estilo de vida a consecuencia de la explotación de otras personas. Es mejor engañar a la gente con partidos de fútbol que contar la realidad. No sea que se den cuenta y se sublevan.

¿Qué balance hace de estos diez años en Gambo?

Bien, hemos visto un cambio considerable en positivo. Poco a poco, vamos viendo cómo mueren menos madres y menos niños. Hemos creado la primera Unidad Neonatal de Cuidados Intensivos, lo que permite que los niños prematuros puedan sobrevivir. Estamos hablando de un enorme cambio. Hemos visto grandes avances y las condiciones de salud han mejorado. Hemos apoyado a otros centros de salud por lo que, cada vez, más mujeres pueden dar a luz a centros sanitarios con personal cualificado. La atención sanitaria ha mejorado un montón, especialmente en la población más vulnerable que son niños, niñas y mujeres embarazadas.

Sin embargo, cabe decir que queda mucho por hacer. Siguen existiendo muchos casos de mujeres de las zonas rurales que dan a luz en casa y todavía debe reducirse la tasa de mortalidad, en Etiopía y en los países que se encuentran en la misma situación.

Volver arriba