Una treintena de grupos católicos critica el último documento episcopal

Son más de treinta los grupos, asociaciones y movimientos católicos, coordinados por “Redes cristianas”, los que arremeten contra el reciente documento episcopal sobre la situación de España. Acusan a los obispos de caer en el “confesionalismo nacional-católico”, de imponer “la ley natural como fundamento universal de moralidad” y de “avivar el fuego de la confrontación con el laicismo”.


En un manifiesto de 8 puntos, los grupos, que pertenecen a la órbita eclesial progresista, comienzan criticando el “tono pesimista” del documento episcopal. Reconocen , después, “el interés de los obispos por la reconciliación”, pero les echan en cara que apenas hayan hecho autocrítica y, sobre todo, que no hayan reconocido “la colaboración de buena parte de la jerarquía de la Iglesia con el régimen franquista”.

Aseguran que, en el documento, “no hay afirmación alguna que reconozca el pluralismo existente dentro de nuestra Iglesia” Y es que los obispos “creen que lo que defienden es el pensamiento único de los católicos, negando así la realidad”. Porque, “no todos los católicos piensan lo mismo”.

Les parece acertada “la deslegitimación de la violencia terrorista” que hacen los obispos, asi como su “solidaridad con las víctimas”, pero les reprochan que “no alienten un buen proceso que nos conduzca a la paz, a la normalización y a la reconciliación”.

Aseguran también los firmantes que “el papel de la Iglesia no es velar por la unidad española y rechazar otras alternativas”. A su juicio, “son compatibles con el cristianismo las diversas configuraciones políticas democráticas en un mismo Estado o en varios, siempre que se acceda a ellas por vías democráticas”.

Y por último, los grupos católicos progresistas reprochan a la jerarquía española que no hable, en su documento, de los “derechos humanos dentro de la Iglesia, cuestión en la que nos encontramos desgraciadamente deficitarios, a causa principalmente del modelo de monarquía absoluta en el ejercicio de la autoridad de la Iglesia”.
Volver arriba