Para quien no lo sepa: el ayuno consiste en comer una sola vez al día. Pero se puede tomar a la mañana también un pequeño desayuno, y por la noche la “colación que se usa entre gente de buena conciencia”, es decir una cena muy frugal. Son dos los días de ayuno obligatorio: el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Obliga a los mayores de 18 años que no hayan entrado en los sesenta.
La “vigilia” es lo mismo que la abstinencia. Consiste en no comer en esos días carne. Es obligatorio los viernes de cuaresma y el Miércoles de Ceniza para los mayores de catorce años. En rigor obliga todos los viernes del año, pero los viernes que no son de cuaresma se puede sustituir por una limosna o por otro sacrificio o penitencia. Para más detalles, mirar al catecismo.
Quien esto escribe procura cumplir esta ley.
PERO: Creo que debiera desaparecer esta normativa. Porque, en un día de abstinencia se podría comer langosta, percebes, angulas, pero no tocino. ¿Y podríamos decir que pecaba quien comía tocino, mientras el ricachón con un banquete de angulas y pescados de lujo cumplía la ley? Pienso que cuanto antes debiera desaparecer del Derecho Canónico esta ley. Asimismo: en un día de ayuno se podía acudir a un banquete sin faltar a la ley; pero pecaría quien comiera dos veces una cantidad un poco mayor. ¿Por qué no quitan estas leyes de una vez? En tiempos lejanos podrían tener su sentido. Hoy no.
Cada vez es mayor el número de personas que no hacen caso a esta normativa. ¿Los vamos a mandar al infierno?
Una vez acudí a un lunch en un viernes de cuaresma. Era un almuerzo clerical. Las monjas que lo prepararon, al parecer no se dieron cuenta de la fecha, y sobre el mantel aparecían sabrosas viandas de chorizo, salchichón y jamón. Acudía el señor obispo al ágape. Alguien le advirtió. Y, ni corto ni perezoso, elevó su voz diciendo: “Todos quedáis dispensados de la abstinencia”. A mí me subió el color a la cara. El obispo se quedó tan ancho.
Señores de la Jerarquía: suprimid de una vez esta ley. O al menos decid: “Es un consejo. No obliga bajo pecado; pero no comáis en días de vigilia pescados caros; sustituidlo por un trozo de tocino”.
José María Lorenzo Amelibia