Buscar estrategias para mortificarnos


Y no digo una barbaridad, porque a la gente hoy eso de mortificarse le parece algo masoquista. Ni siquiera deseamos que vuelvan los cilicios y disciplina. Nada de eso, porque es la mejor manera de luchar contra nuestras malas inclinaciones.

Sutil el cuerpo y el espíritu en cuanto a darse gustos y adherirse a ellos. Me doy cada vez más cuenta lo difícil que resulta la purificación total. Quitas uno y te agarras a otro. Quitas el cigarro y te domina el sofá o la televisión.

Le digo al Señor: ¿cuándo reinarás del todo en mi corazón? ¿Y si miro al amor propio sutil que se mete más o menos en mis acciones? A la fuerza ha de tomar Dios la iniciativa en nuestra vida interior, si le queremos seguir con fidelidad. Las purificaciones pasivas son del todo necesarias, aunque nos incordien y luchemos contra ellas.

Más vale aceptar los sufrimientos que el Señor va disponiendo de manera indirecta en nuestras vidas que rebelarnos contra su Providencia. ¿Cómo íbamos a llegar a El por nuestro propio esfuerzo, por nuestra propia mortificación? Pienso que la mortificación debe empezar por lo interior.

En mi caso, por evitar la inquietud, el temor, confiar, abandonarme a Dios. Dejar la discusiones, comprender el pensamiento de otros, es algo que cuesta y merece practicarlo. Después, algunos pequeños sacrificios en al mesa, en los caprichos y comodidades.

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