1.- Contemplo al Centurión del Evangelio. Se acerca a Jesucristo. Le expone que su criado está enfermo y le pide su curación. Cuando el Señor se decide a ir, el Centurión le suplica: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya y quedará sano mi criado".
2.- Yo quiero prepararme como el Centurión para tu visita, Señor. Con obras de amor al prójimo, de solicitud. Ayúdame, porque soy egoísta y siempre pienso en mí.
3.- Y dame esa humildad profunda del Centurión. No soy digno de que entres en mi morada, decid una sola palabra y mi alma quedará sana.
4.- Fe y confianza grande en Ti, confianza total; en Ti vivimos, nos movemos y existimos.
5.- Somos hechura de tus manos, redimidos por Ti. Pongo en tus manos todo mi ser.
6.- Acudir a Ti más que con palabras, con afectos. Aquí estoy, aquí estoy... Basta con exponerte mis necesidades.
7.- Tú harás todo. Pero a la vez saber estar contigo. Saber escucharte. Aquí estoy para hacer tu voluntad.
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