Intimidad con Jesús. Leí hace tiempo en la vida del Cura de Ars una idea que me llegó al alma. Decía más o menos al Señor, en sus manos después de la consagración: Vamos a hacer un cambio: Tú tienes el alma de mi amigo, que murió el otro día, en el purgatorio; yo tengo en mis manos el Cuerpo de tu Hijo.
Saca a mi amigo del purgatorio; y yo te ofrezco ahora a tu Hijo con todo el mérito que tiene. Me gustaría vivir tan compenetrados con el Señor como estos santos. ¡Cómo iba entonces a cambiar nuestra influencia entre las personas con las que nos relacionamos! Nuestras palabras iban a ir encendidas con llamaradas de amor.
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