Estas meditaciones hazlas sin ansia de pasar adelante. Normalmente cada punto breve está separado por el signo . . .- Es una señal discrecional de parada. Cuando piensas que te has agotado en afectos, discursos o contemplación pasa al punto siguiente. Lo mismo haz si no te dice nada la frase leída. Siempre has de comenzar la oración cortando con suavidad los pensamientos ajenos, y centrándote en el Señor. Al finalizar termina siempre con un coloquio con la Virgen María y con Jesús, su Hijo, Dios y hombre verdadero.

1.- Líbranos, Señor, del pecado, líbranos del castigo del endurecimiento en el mal, y danos el don de la conversión y de la perseverancia final. Ten compasión de nosotros.

2.- Para salvarse es esencial creer; danos el don de la fe; danos crecer en la fe y perseverar en la fe, esperanza y amor.

3.- Tú, Señor, eres nuestro pastor y nosotros las ovejas; guíanos, defiéndenos, acógenos si nos extraviamos.

4.- Manténnos en tu presencia tutelar; danos tu luz para que nunca nos extraviemos por las tinieblas del mal y del pecado.

5.- Tú eres, Señor, quien nos ilumina y nos sacas de las tinieblas a la luz.


José María Lorenzo Amelibia
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