MICAELA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

Creo que en algunas veces lo he comentado contigo: la persona, santa, que más ha influido en mi vida espiritual es Santa Micaela del Santísimo Sacramento: sobre todo por su amor a la Eucaristía. Con frecuencia suelo leer algún trozo de su vida. Ella siempre era una persona buena, de profunda fe. Como gran parte de los que servimos al Señor. Pero fue en Pentecostés del año 1847, en los días de fervor que siguieron a los ejercicios espirituales, cuando cambió de verdad a mejor, y fue poco a poco superándose. Junto al Sagrario afirma que vio al Señor tan grande, tan poderoso, tan amante y misericordioso, que resolvió no servir más que a un Señor que todo lo reúne para llenar su corazón.


Ojalá Dios nos dé a nosotros esa gracia nítida para vivenciar dentro de nuestra vida esta verdad que nos sabemos de memoria desde nuestra niñez. A fin de cuentas no aprendemos nada nuevo en la vida de los santos. Lo sabemos casi todo. Pero ¡qué maravilla algunas veces cuando sentimos esa experiencia de la verdad de Dios!

Buscar la unión con Dios, como la buscaron los santos. A veces necesitamos distraernos. Para ellos la distracción consistía recogerse en oración junto al Señor. Ese es el don de oración. Santa Micaela solía comentar cómo las penas, las cruces, los trabajos le hacían meterse el mismo sagrario y de allí salía como a la fuerza. Fue para ella una costumbre jamás perdida
.
Algo parecido ocurría con el padre Nieto. Por eso él veía en el sagrario la solución de todo. A nosotros nos parece solución simplista. A mí me parece que el error suyo estaba en creer que los demás tenemos el mismo espíritu de fe. Por lo menos vamos a pedirle al Señor este don de oración, para vivir siempre contando en todo con El.

José María Lorenzo Amelibia
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