Maravillosas las jaculatorias para meditar. ¡Arsenal de ellas!

¡Qué bueno es unirse con Dios a menudo durante el día por medio de jaculatorias! Unas veces invocando su ayuda; otras confiando en El y otras adorándole o haciéndole alguna petición por ciertas personas, en las que pienso o con las que estoy tratando.


Ofrecerle mil veces al día el alma y las acciones. Vivir como el enamorado lo hace con su amor. Esta familiaridad con Dios va dando tono a todo el día.

La pena es que muchas veces hay que refugiarse en él como miserable que pide perdón por el amor propio o egoísmo. Y es que para cuando uno se da cuenta. Ya se le hace una pequeña traición. Pero eso no ha ser causa de perder la paz interior. Al revés. Confiar, levantarse, y adelante.

¡Qué bien viene el acordarse de salmos, de frases de San Pablo, de pequeñas oraciones vocales! Una por una seguir con este ideal de entrega continua al Señor. ¡Cómo se nota en la acción!
Y ahora, un arsenal de jaculatorias para copiar y meditar a ratos:

1.- Jaculatorias a Dios

http://www.devocionario.com/varias/jaculatorias_1.html

Copio algunas. Las demás puedes mirarlas pinchando el link

Crea en mí, ¡oh Dios!, un corazón puro.
*****
Cúmplase la justísima, altísima y amabilísima voluntad de Dios, y eternamente sea alabada y exaltada en todas las cosas.
*****
Dios mío y mi todo.
*****
Dios mío, gracias por lo que me dais y por lo que me quitáis; hágase vuestra voluntad.
*****
Dios mío, tu eres omnipotente, hazme santo.
*****
Hágase tu voluntad
(abandonándose a la Providencia en las adversidades)
*****
Mi Dios y mi todo.
*****
Mi Dios, mi único bien. Tu eres todo para mi; sea yo todo para ti.
*****
Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que Él quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor
(Santo Tomás Moro, antes de su martirio).
*****
Os amo, Dios mío.
*****
Padre eterno, os ofrezco la preciosísima sangre de Jesucristo en expiación de mis pecados y por las necesidades de la santa Iglesia.
*****
Para Dios toda la gloria.
*****
Para los que aman a Dios, todo es para bien.
*****
Porque Tú eres, oh Dios, mi fortaleza.
*****
Que os ame, Dios mío, y que el único premio de mi amor sea amaros cada día más.

Crea en mí, ¡oh Dios!, un corazón puro.
Volver arriba