NIÑOS HIPERACTIVOS

"Mi hijo no atiende, muchas veces ni te contesta cuando le hablas, siempre está enredando, no para, vienen quejas continuas de él desde el colegio, incluso resulta agresivo". Es el lamento de muchos padres. Se trata de una verdadera enfermedad: "Trastorno por déficit de atención con hiperactividad" el TDAH. Es una dolencia que radica en el cerebro, en el área encargada de la atención y movimiento. Muchas personas la desconocen y atribuyen el comportamiento de estos muchachos a falta de educación o a maldad de ellos mismos. Nada más lejos de tal sospecha.


Estos muchachos son problemáticos para aprender, pero eso no quiere decir que sean cortos de inteligencia: los hay muy listos, incluso por encima de la media de la clase, pero fracasan con frecuencia en sus estudios primarios. Hoy está muy estudiada esta deficiencia que suele comenzar hacia los tres años de edad y acaba por superarse con una buena terapia educativa en la adolescencia. La sufren alrededor del seis por ciento de los niños y con más frecuencia los varones: por cada ocho niños, una sola niña.

Es preciso involucrarse en la educación de ellos no solo por parte de los profesores y personas especializadas. También por parte de los padres y abuelos. No rasgarse las vestiduras por su conducta negativa y desafiante, sino envolverlos en cariño, pero no ser condescendientes con su forma de obrar, sino firmes. Es preciso armarse de paciencia porque su actuación con mucha frecuencia es agresiva. Discuten, molestan, parecen incluso vengativos y rompen las cosas de su uso personal.

Es necesario ocuparse de ellos; ayudarles a mejorar su atención con una sana disciplina, sin hacer concesiones a su indolencia y distracción. Estimularlos con pequeños premios, con la alabanza cuando obtienen éxitos. Son muy sensibles a nuestro reconocimiento. Suelen medicarse bajo prescripción y vigilancia médica, pero la medicina no es curativa: les ayuda a serenarse y a atender.

Cuando se trabaja en la formación y ayuda a estos niños, siempre se consiguen éxitos. El mundialmente famoso psiquiatra Luis Rojas Marcos, fue en sus tiempos escolares hiperativo. Hablando de su dolencia afirma: "Con el tiempo aprendí a mirarlo en positivo; mi energía es inagotable y estoy acostumbrado a luchar por conseguir mis objetivos; ya de joven tenía que estudiar mucho más que mis compañeros".
Estos muchachos son sensibles a la idea religiosa; es necesario creer en ellos y esperar; llamarlos a la reflexión; fomentar su autoestima; evitar ridiculizarlos y nunca usar con ellos la ironía. Pueden tener buen porvenir social y profesional. Uno de mis alumnos con esta dolencia llegó a ser árbitro de fútbol muy cotizado.

(Nota: Para mayor información ponerse en comunicación con la Fundación ADANA. Tfno: 932 411 979. O con la Federación de ayuda a estos niños: 968 528 208. Por internet: www.f-adana.org y www.feaadah.org )

José María Lorenzo Amelibia
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