MENOS NOVELAS Y MAS LIBROS ENJUNDIOSOS

Hasta mis cuarenta y algunos años he estado leyendo cientos, tal vez algún millar, de novelas. Tarde me di cuenta de mi error que sólo ha podido ser útil para mejorar un poco mi estilo literario.
Desde hace unos veinte años comencé en serio la tarea gratísima de la lectura espiritual. Me ayuda en la oración y en la unión con Dios.


Me cautiva y atrae la lectura espiritual hacia mi atención a Dios y servicio del prójimo.
Son varios mis libros favoritos. Tal vez te extrañe uno de ellos. Durante muchos años ha estado empolvándose: "Ejercicio de perfección y virtudes cristianas". A pesar de tener algunas consideraciones aberrantes, en su conjunto es una maravilla de ayuda a la vida interior e incluso bellísima literatura por sus imágenes múltiples y variadas.

Te recomiendo que lo saques de algún viejo cajón. Quiera uno o no, si lo lee, algo se le pega de esa ilusión de entrega a Dios. Es necesario dar fecundidad a nuestro trabajo por medio de nuestras lecturas piadosas. Cada vez aprecio más la lectura espiritual. Nos ayudan a pensar más Dios.

A purificar nuestra intención constantemente. Así se va formando en nuestras vidas una especie de teología viviente que es el corazón mismo del sacerdote enamorado de Dios. Nieto se lamentaba de que no amaban los curas a Dios como debían. ¡Si estuviera hoy entre nosotros! A mí me impresiona mucho una idea que me repite a menudo José Ignacio Dallo: ningún vendedor es tan flojo como muchos curas lo son con lo que dan. ¡Cuánta razón tiene! Muchos pasan la vida rodeados en realidades divinas, pero luego ni se nota. Algo falla.
Dedicar un buen rato a la lectio divina todos los días. Aunque sea en pequeñas dosis, si se hace con constancia, va llenando poco a poco hasta nuestros criterios. Así la presencia de Dios va dominando toda nuestra existencia. Brota de ahí una fe comunicativa con un poder avasallador propio de las convicciones arraigadas. Una persona así, inflamada de amor, ejerce un influjo muy grande en las almas.
Algunos textos de la Biblia me parece que tienen gran aplicación a la lectura espiritual. Tengo anotados aquí varios: "¿Por ventura no estaba encendido y ardiendo nuestro corazón, cuando por el camino nos iba hablando y declarando las Escrituras?" (Lc, 24, 32).
Otro de Jn. 6,64 "las palabras que yo os he hablado son espíritu y vida". Cuando leemos la Biblia o un libro de lectura espiritual, merece la pena subrayarlo y repasarlo de vez en cuando. ¡Qué bueno dedicar días enteros a repasar una y otra vez párrafos ricos en experiencia religiosa en otras ocasiones!
A muchas personas la segunda y tercera vez les impresiona aún más que la primera. La lectura espiritual es cautivadora. Me pasaría el día en libros del espíritu. A veces he de dominarme y no prolongar demasiado el rato. Encuentro sin embargo una pega. Por una parte deseo avanzar en la lectura por enriquecimiento espiritual. Por otra, me gustaría pararme un buen rato en casi todas las líneas. Opto por una vía media: detenerme en los párrafos más enjundiosos para entregarme un poco a la oración. Dedico a este menester alrededor de una hora diaria. Me doy cuenta de que sería mejor emplear dos horas. Ya veremos el modo de aumentar esta maravillosa tarea.

José María Lorenzo Amelibia
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