Perdonar las injurias y faenas

Espiritualidad

Perdonar las injurias y faenas

perdonar

 Cuando me resulta difícil perdonar, recuerdo la parábola de aquel que debía diez mil talentos, fue perdonado y luego exigió a su compañero lo poco que le adeudaba. También pienso mucho el "perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores" ¿Con qué cara me voy a presentar ante Dios si luego soy incapaz de no ser rencoroso? ¡Pero cuánto cuesta olvidar!

El ideal sería perdonar cordialmente, no sólo intelectualmente. Incluso tratar con gran delicadeza, llegado el caso, a aquel que nos ha ofendido. Pero qué fácil es decir esto. Antes hay que meditar mucho en nuestros propios pecados y también ponernos en el lugar del otro. ¿Qué razones ha tenido? ¿Ha sido mi comportamiento del todo ejemplar? ¿Cómo hubiese reaccionado yo a la inversa?

A veces me suele resultar bien no darle vueltas a la cabeza. Simplemente perdonar de corazón y no volver a pensar en eso. Tal vez creo que con heridas lejanas sea esto lo mejor.

José María Lorenzo Amelibia  

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