Personas que se dan a los más débiles

Enfermos y debilidad

Personas que se dan a los más débiles

ayuda

Admiro a las personas como Teresa de Calcuta. Mujer albanesa llena de ilusión en su alma. Se hizo religiosa, de esas que se dedican a la enseñanza. A sus 36 años, cuando yo tenía 12 y entraba en el Seminario de Pamplona, en los días del Congreso Eucarístico, año 46, ella marchaba a la India con otras compañeras. Iba a impartir clases de Geografía a niñas ricas. Pero su vocación se trocó mediante una fuerte gracia de Dios. Nos cuenta que iba en un tren de escasa velocidad y observaba desde allí la extrema pobreza de las gentes. Su corazón grande se inflamó, porque Dios lo tocó con su gracia. No pudo aguantar llevar una vida cómoda.

 Unos días de retiro espiritual acabó con su transformación. Pidió al obispo que le dispensara de pertenecer a aquella congregación; le costó, pero al fin salió para dedicarse a los más pobres: los enfermos, a los más miserables. Empezó su misión durmiendo en el convento de las Hermanitas de los Pobres de Calcuta. Desde allí visitaba los barrios marginales, donde abrió una escuela para niños, debajo de un árbol. La fuerza de Dios estaba en ella a pesar de su debilidad. Era Teresa poca cosa: pequeñita y cargada de espaldas; ocupaba muy poco su persona.

 Michel Gomes le prestó una habitación de su casa para que la utilizara según quisiera. Allí colocó dos cajas de cartón que le servían de asiento y mesa y se puso a trabajar; allí dormía también. Divulgó la noticia entre sus antiguas alumnas de Geografía y dos de ellas fueron con Teresa; les gustaba aquel proyecto de amor al prójimo pobre. Entonces le ofreció Michel el piso entero, y el grupo aumentó a 12. Alquilaron una habitación en piso llano, donde podían cuidar, asear, alimentar a enfermos terminales. Algunos sanaban.

 Las autoridades de Calcuta reaccionaron bien y les ofrecieron un edificio entero, próximo a un santuario hindú. Aquello ya era otra cosa. Las ambulancias llevaban de continuo a gente anoréxica por la indigencia, próxima a la muerte. Y continuó la obra. Teresa de Calcuta comenzó a adquirir fama mundial. Su pequeña Congregación está hoy extendida por todo el mundo con más de cinco mil miembros.

 El amor de una mujer sencilla ha conseguido interesar a millones de personas. Dios de vez en cuando suscita en el mundo gente como esta mujer santa que se desvive por todos, por los más débiles, y nos conmueve a quienes no sentimos este profundo carisma. De alguna manera hemos de colaborar con estos seres extraordinarios para paliar un poco la indigencia que existe en el mundo.

José María Lorenzo Amelibia
Si quieres escribirme hazlo a: 
josemarilorenzo092@gmail.com
Mi blog: 
https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/ Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari Lorenzo Amelibia
Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2

Volver arriba