1.- Quiero amarte, Señor, sin cuidarme de mí. Entregarme es no buscarme en nada ni en lo espiritual, ni en lo temporal. Es difícil, supone esto mucha santidad, pero con tu gracia he de aspirar.

2.- Me quejo a veces de que las cosas no me salen bien; después de poner empeño, encuentro dificultades. Por eso deseo tu ayuda; necesito tu ayuda.

3.- Vivir con la alegría de que lo de este mundo es efímero; no merece la pena estar triste por nada. Cuando me vienen las pruebas he de ofrecerlas a tu bondad con alegría. Esas pruebas que Tú, mi Dios, permites.

4.- Me uno a tu amor; me uno, Padre, al amor trinitario con que os relacionáis las tres divinas personas. No se trata de hacer esfuerzos para alcanzarte, porque deseo amarte con tu mismo amor.

5.- Me haces amarte con la fuerza de tu amor, ¿qué más puedo desear? Gozo con la alegría de mi Dios. Las cosas del mundo pasan; sólo Tú permaneces.

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