MÁS VALE PREVENIR

También hoy saltan a la palestra libros que hacen furor sin ser novelas o bodrios intrigantes. Dos jóvenes catalanes, Alex Rovira y Fernando Trías, han protagonizado un fenómeno literario fuera de serie con la publicación de "La buena suerte". Se trata de una fábula elemental, recreativa - educativa:


Dos caballeros, a quienes el mago Merlin les propone una empresa difícil, han de encontrar en un bosque encantado un trébol de cuatro hojas que tiene que nacer en siete días. Si lo hallan, la buena suerte les acompañará.

Esta sencilla historia la escribieron en pocas horas, pero estuvieron buscando materia durante mucho tiempo. Leyeron biografías de grandes genios y sacaron la conclusión de que la buena suerte nada tiene que ver con el azar y sí mucho con la creatividad, la decisión, el lanzarse a empresas grandes o pequeñas. Y les llegó el éxito literario que ha cautivado a muchos miles de personas en el mundo.

La salud del cuerpo y del alma tampoco es cosa del azar. Para superar la enfermedad o el fracaso, no es suficiente armarse de paciencia y aguardar. Es preciso tener fe en los medios que utilizamos, poner interés, buscar con sosiego, mantenernos con espíritu abierto, positivo, constante.
Antes de Fleming todas las personas sabias y normales habían visto el moho. Pero este hombre de ciencia fue el único que lo puso en el microscopio, lo observó y estudió a fondo, y descubrió así la penicilina, de la que todos nos beneficiamos.
Pocas cosas buena suceden por el azar. Es necesario crear circunstancias favorables. Al hombre maduro el azar no le subyuga. Sí; el milagro existe, y también el gordo de la lotería, pero a mí me gusta más aquello de "A Dios rogando y con el mazo dando". Con estos criterios tal vez no lleguemos a ser millonarios, pero sí felices y dueños de nosotros mismos.
En las circunstancias de enfermedad, éxito académico o laboral o incluso deportivo, más vale prevenir que lamentar: seguir una trayectoria bien estudiada, prudente y decidida. Entonces la curación y el éxito llamarán a nuestras puertas.
El ser humano vive en el fondo del alma en soledad, pero le acompañan su esfuerzo, sus obras buenas y más personas de las que imagina. Y sobre todo, siempre está cerca su Dios. Siendo conscientes de esta realidad, es hora de huir del opio de la buena suerte, del azar. Y que conjuguemos a todas horas estos tres verbos olvidados: prevenir, trabajar, preparar. Si los condimentamos con la constancia, nos acompañarán la salud y el éxito.


José María Lorenzo Amelibia

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