Cuando acontecen graves escándalos en algún sacerdote

Me gustaría comenzar mis críticas en el nuevo año con temas más amables, pero así es la vida. No lo podemos negar. (Así escribía cuando comenzaba el 2011)



En estos últimos años nos hemos ido enterando de gravísimos escándalos dentro del clero. Nadie ignora los casos de pederastia, que desde el 2002, se han ido descubriendo en nuestra querida Iglesia.

En el año que acaba de terminar me han impactado dos casos de sacerdotes; a uno de ellos conocí personalmente hace ya mucho tiempo. Me llenó de tristeza cuando resultó condenado por un tribunal civil a no poder ejercer el ministerio, sobre todo entre jóvenes, durante seis años y a no acercarse a la parroquia en la que ejerció.

No llegó a celebrarse el juicio por convenio de las partes, pero sí el cura reconoció su culpa y asumió la pena. Había sido exhibicionista sexual delante de unos niños de su catequesis y les había escandalizado mostrándoles pornografía. Algo terrible.

El otro caso trataba de un sacerdote joven: había gastado diecisiete mil euros de la parroquia y hermandades en líneas eróticas; se había mostrado medio desnudo en distintos medios para prostituirse; incluso asignaba el precio por sesión. También inconcebible en un sacerdote. Hasta la fecha ignoro si han procedido en contra de él.

Leía hace algún año que la Santa Sede va a exigir como pena a sacerdotes, reos de escándalos graves, la exclusión del clero, la secularización forzosa. No sé si lo hará o no.

Jesús en el Evangelio fue duro contra quien escandaliza a los niños: Lc. 17, 1-2 “Dijo a sus discípulos: «Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños””. Por eso no me extraña la reacción jerárquica ante tan tremendos dramas.

Por otra parte a quienes hemos estado dentro del clero, y seguimos siendo sacerdotes, se nos obligó a no ejercer, se nos apartó del ministerio por haber recibido el sacramento del matrimonio. Y aquí estamos. Ya hemos tocado este tema en distintas ocasiones. Por supuesto, se trata de una agravio comparativo si se mantiene a estos curas delincuentes dentro de la institución clerical. Llego a comprender a la jerarquía cuando los sanciona con la expulsión.

Pero… también hemos de tener en cuenta la posibilidad de arrepentimiento, de hacer penitencia por estos gravísimos pecados, de reparar de alguna manera el daño que han hecho con el escándalo. La misericordia es evangélica y la Iglesia ha de ser madre de misericordia.

Además el sacerdocio es para siempre, imprime carácter. Por eso mi opinión sería: reparar el daño, dejar que – suponiendo el arrepentimiento y la tutela que sobre ellos conviene ejercer para que no vuelvan a delinquir – puedan, en lugares donde no se les conoce, ejercer el ministerio, suponiendo que ellos así lo deseen. Este es mi criterio bien meditado. Aquí lo expongo a la consideración de quien lo quiera enjuiciar.


José María Lorenzo Amelibia
Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com
Mi blog: http://blogs.periodistadigital.com/secularizados.php
Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari Lorenzo Amelibia
Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2
Volver arriba