Si te encuentras seco y sin fervor

A sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosos de ambos sexos

Siendo realistas, te digo con cierto dolor: junto al Señor a veces no sé qué hacer. Me encuentro como seco, no logro comenzar mi oración. Pero ya no me aburro, me encuentro a gusto. Se me pasa el tiempo rápido y me cuesta tener que dejar la oración para dedicarme a otras cosas.


Delante de El me siento como un siervo inútil que no ha sabido hacer las cosas más que a medias y con muchos desperfectos. Encima todo contaminado por el amor propio.

Y no me importa estar sin ganas. Es lo que merezco. Un libro me ayuda mucho en esos momentos. No me preocupa ser el eterno principiante. ¿Qué más da? Lo necesario es amarle según el plan que El tenía para mí. Siempre el trato con Dios da paz. ¿Verdad que a ti también?

A veces me suelo decir: ya que mi oración resulta tan imperfecta, a ver si al menos consigo durante el día mantenerme en contacto con Dios. Eso puede suplir un poco mis deficiencias.
Porque también estoy convencido de que muchos santos que hay
en el cielo nunca gozaron de raptos ni fenómenos de alta contemplación.

Durante el trabajo manual es muy bueno mantener vivo nuestro contacto con Dios. Creo que lo hemos comentado en alguna ocasión: escuchar cintas grabadas con los libros de espiritualidad que más nos han impactado. ¡Qué bien así vamos creando en el alma un ambiente en el que Dios cabe y está con nosotros en un templo viviente con toda consciencia!

Dios nos sigue día a día como una tierna nodriza, más como una madre.

¡Quién pudiera vivir como los santos: con la gran ilusión, con la única ilusión de amar a Dios, y en El a todos nuestros semejantes! Que éste fuera el gran placer de nuestra vida, nuestra total realización. Para lograrlo no hay más que un camino: hundirse con Dios en el fondo de nuestro corazón; en oración hecha con empeño; en amistad profunda con El. A la larga se va notando, y brota de nuestro ser la alegría de esta Gran Amistad.

Que la Virgen María, en este su mes, nos ayude a mantener el fervor, tanto en sequedad como en el consuelo.

José María Lorenzo Amelibia

Te recomiendo mi página web http://personales.jet.es/mistica

Más de mil artículos del autor sobre enfermos y debilidad en http://opina2000.com
Volver arriba