1.- Estar siempre contigo, Señor. Te digo con el poeta Vallejos: "No me seas ya más agua furtiva, sino la fuente, oh Dios, la fuente viva; la clara, pura y cristalina fuente".
2.- Me despego, Señor, de mi adherencia al prestigio, a la fama, al dinero, a la propia vida, y confío en Ti, Señor.
3.- Habitas, Santísima Trinidad, en mi alma en una especie de inundación de Vos misma. Te adoro, me refugio en tu amor. Todo me habla de Vos, Santísima Trinidad, la naturaleza, la vida, el amor.
4.- Pero sobre todo la Eucaristía, porque allí está real y sustancialmente presente el Verbo Divino, la segunda Persona de la Santísima Trinidad.
5.- Es la Eucaristía el mismo Jesús que nació en Belén, trabajó en Nazaret y Palestina, murió en la cruz, resucitó. Creo, espero, amo.
6.- Busco el horno de la caridad: Corazón de Jesús horno ardiente de caridad, ahí me refugio. Cuando comulgo, habito en Jesús y Él en mí; Sagrario bendito.
José María Lorenzo Amelibia
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