Ante el sufrimiento

Espiritualidad y Mística

Ante el sufrimiento
El sufrimiento de no lograr una situación en la vida es atroz, pero la felicidad no se encuentra en el desahogo económico; es mucho más profunda. El egoísta no puede ser feliz. Solamente descansando en Dios podemos tener paz y gozo. Hay quien dice que esto es drogarse psicológicamente. ¿Pero dónde pueden estos hombres colocar la felicidad humana? Cuando se cumplen los deseos naturales sobreviene el hastío.



El contacto íntimo con Dios produce mayor paz que los placeres normales. Por eso la realización humana del hombre no será completa si se suprime el aspecto religioso. Creo que la droga psicológica está más en los deseos y en la lucha por conseguirlos que en el descanso en el Señor. “Opio del pueblo” llaman los marxistas a la religión. El opio verdadero son las diversiones, entretenimientos, la agitación. Cuando más feliz se siente la persona es en las temporadas de entrega total al Creador y a todos los hijos de Dios.

A muchos les hace recapacitar el dolor. Ese enemigo, amigo del hombre, permite con frecuencia adentrarse en sí mismo y contemplar la contingencia caduca de aquello en que se había puesto la esperanza. pruebas psicológicas, enfermedades, abandonos... Dios escribe derecho con líneas torcidas. Nuestra seguridad no es la riqueza. El Señor es nuestro refugio. “¿A quien iremos; Señor? Tú solo tienes palabras de vida eterna”. El entendimiento duda, lanzarse cuesta, subir la montaña resulta penoso. Pero lo más amargo y trágico es renegar de la fe. Cierto, Dios no es una cosa a mi servicio. No es una creación propia para lograr nuestra indigencia intrínseca.

Pero Él nos ha creado menesterosos precisamente para que le hallemos en el día de la amargura. No es fácil encontrarle mandando en la abundancia. En el silencio, en la desnudez plena, topamos con Él. Pasada la tempestad, el dolor aclara en un horizonte purificado, terso, sin nubes.

El camino resulta placentero y jamás nos apartamos de Él. Los días iguales corroen de nuevo las murallas más sólidas. El hastío funciona cual música parásita. ¿La vida es una burla? Nadie me pidió permiso para ser huésped de este mundo. “¿Para qué habré nacido?” Subir la montaña es penoso? ¿Qué sino nos guía?

Yo quiero avanzar en la vida; mirar la luz escondida detrás de densos nubarrones. Agarrarme a la liana de la fe que me ayuda a traspasar el abismo. Amar aunque no tenga ganas. Confiar en medio de la niebla intelectual. ¡Jamás quedaré confundido!

José María Lorenzo Amelibia
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Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/ Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari Lorenzo Amelibia
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