Desde el pluralismo ¿Cuál es la interpretación más completa sobre Jesús?

En los últimos años, Jesús ha recibido de los investigadores algunas imágenes que unimos a los títulos bíblicos. Nos encontramos ante un abanico de perspectivas que presentan a Jesús como un pobre campesino, judío marginal, profeta escatológico, carismático galileo... Pero al creyente cristiano le surgen estas preguntas ¿No hay algo más en la figura de Jesús? Desde la fe y sin juzgar ahora las diferentes interpretaciones, la figura de Jesucristo es “mucho más” que el personaje que nos describen. Para la respuesta al interrogante propuesto, resumo parte de la obra de Eloy Bueno, Los rostros de Cristo, que presenta diferentes interpretaciones sobre Jesucristo.

Desde la historia aparece como
un campesino judío (Crosan). Un Jesús analfabeto contrafigura del Bautista en favor de los pobres. Promovió una revolución social;
un profeta escatológico (Sanders). Él esperaba una pronta intervención de Dios. Es un profeta exorcista que suscitó enemistades con su radicalidad;
un sabio carismático (Borg). Jesús descubre el mundo del espíritu y en todo se fundamenta para apelar al Espíritu frente a las instituciones tradicionales;
el terapeuta de la angustia (Drewermann). Jesús es el liberador. Interesa saber qué experiencias se pueden hacer al escuchar sus símbolos y mitos.

Desde la subjetividad.
Cristo es la Palabra que interpela (R. Bultmann). Lo decisivo es el encuentro con el Jesús real. Urge distinguir entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe;
el portador de la salvación (K. Rahner). Jesús reformador se presenta como un religioso radical contra una ley que pretendía ocupar el puesto de Dios. Se sintió radicalmente cercano a Dios y radicalmente solidario con los pobres;
el abogado público de la causa de Dios y del hombre (H.Küng). Su objetivo era la realización del Reino de Dios en el mundo y la humanización del hombre con un nombre distinto, nuevo, con un cambio radical de conciencia.

Desde el mesianismo Cristo es el Mesías en camino, (Moltmann). Sus sufrimientos no son solamente personales sino del mundo porque Dios se hace solidario de los hombres por los sufrimiento de Cristo. Dios padece la muerte de su Hijo y le abandona en la cruz para que fuese realmente hermano de los hombres abandonados;
antimesías, (Duquoc). Jesús presentó un Dios libre pero implicado en la historia. Jesús no busca la eficacia histórica o política, pretende dar justicia al hombre estando cercano a los pobres. Frente a la violencia introduce la lógica de la libertad, el amor y la confianza.
siempre el Hombre nuevo, (J. J. G. Faus) El hombre utópico como realización de la humanidad nueva. El reino de Dios fue el núcleo de su predicación.

Desde el contexto
Jesucristo es el liberador a quien seguir, (J. Sobrino). Jesús vivió en clima de persecución, polémica e incomprensión por practicar el Reino de Dios. El abandono de Jesús en la cruz deja ver el poder agigantado del antireino que triunfa sobre el Reino;
el pobre religioso del campo, (Pieris). Pobreza y religiosidad son rasgos asiáticos y definen la figura de Jesús que se distanció de los zelotes, esenios, fariseos y saduceos;
jefe y protoantepasado en la cristología africana. La cultura africana se centra en categorías como la de sanador, maestro de inicación y en la categoría de jefe;
como Sophia, (Hopkins). Para las mujeres el mensaje de Jesús señala los caminos de la promesa futura y se ofrece como fuerza y fundamento para su liberación
símbolo cristiano de la realidad, (Panikker). Testigo de la revolución copernicana. Superemos la cristología tribal que no valora a las otras religiones.

Desde la narración.
Jesús viene a ser un recuerdo peligroso, (Metz). La experiencia de esa debilidad hace que el cristianismo no sea una religión de vencedores. ¡Se ha revestido mucho a Cristo como vencedor!
el mediador que comunica la salvación, (Sesboue). No hablar de un Dios vengador que quiere imponer un castigo para compensar la culpa de los hombres porque la violencia no es vía para la salvación. Volvamos al relato del misterio de la salvación a través del relato que es comunicación y llamada a la comunión.
el hombre que venía de Dios, (Moinf). El punto de partida para la narración radica en que al crucificado Dios lo ha devuelto a la vida. Esto cambió el curso de la historia. El no habla más que de Dios, no tiene otro afán que volver a sus oyentes hacia Dios y el futuro de Dios.

Desde el sentido global de la historia.
Jesús prolepsis del final de la historia, (W. Pannenbert). En Jesús ha acontecido de modo anticipatorio lo que es el final de la historia. Desvela y aporta el sentido de la historia, su triunfo final. La resurrección y los acontecimientos pascuales significan que el Jesús condenado es justificado y legitimado por Dios.
experiencia de contraste, (Schillebeeckx). Jesús anuncia la buena noticia, el Reino de Dios, habla de Dios como salvación para el hombre. Las bienaventuranzas son una revolución: Dios está de parte de los desgraciados y opuesto a la historia del sufrimiento. La venida del Reino sigue vinculada a la comunión con él;
historia de Dios, (Forte). Jesús nazareno es el Señor y el crucificado es el resucitado. La historia de Jesús es de libertad con opciones decisivas en las tentaciones y en Getsemaní. Narrar la historia de Jesús como Dios de la historia es un acto de alabanza y adoración que compromete con el devenir de la historia.

Desde la fe algunos teólogos se fijan en Jesús como
la Palabra de Dios, (L. Bouyer).Cristo es la encarnación de la Palabra de Dios, gracia del encuentro personal en circunstanccias concretas.
el Hijo en la cruz, (H.U. von Balthasar). La identidad de Jesús se encuentra en la vida trinitaria y aparece como expresión de la gloria de Dios. Su misión le conduce a la cruz donde experimenta el abandono de Dios y la solidaridad de los pecadores en el dolor extremo.
el Hijo que nos encuentra, (G.de Cardedal). Cristo como lugar de encuentro del hombre con Dios y de Dios con el hombre. Es la clave para iluminar a Dios y al hombre porque está inserto en las dos esferas de la realidad. Jesús uno de nosotros, no es como nosotros porque su fundamento último está en Dios, su raíz pertenece a la realidad misma de Dios, con el que está siempre como Hijo.
Jesús es el Cristo, (W. Kasper). Jesús es a la vez el Cristo enviado por Dios y el Mesías ungido por el Espíritu. Jesús se presenta como el misterio del Reino de Dios, se comporta como uno que está en lugar de Dios perdonando pecados. Es el amor de Dios personificado para los hombres.
¿La interpretación más completa sobre la figura de Jesús?
Es difícil la respuesta. Habría que lograr una síntesis con lo mejor de cada una de las interpretaciones expuestas pero siempre incluyendo la identidad profunda de Jesucristo: que radica en ser verdadero Dios y perfecto hombre cuya misión fue la de redimir al mundo con su muerte y resurrección. Él es nuestra cabeza que nos comunica la vida divina. Desde la fe, Jesucristo es contemplado como perfecto hombre y verdadero Dios en diversos títulos salvíficos. Cristo, mediante su Misterio Pascual, redimió al mundo del pecado. Y para continuar su misión, envió al Espíritu Santo, estableció su Iglesia e instituyó los sacramentos de salvación y santificación para el hombre nuevo.
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