Esta semana entrevisté a un seminarista con motivo del día del seminario. Está en el último año, y le noté francamente contento, diría que hasta emocionado al hablar de su vocación, o mejor, de la llamada de Dios, que Él experimenta como una vivencia muy profunda que no puede explicar.
Pero, lo que de verdad me gustó, es que después de hablar de lo “inexplicable” de la llamada, y de cómo se sentía de feliz, fue lo que respondió a mi pregunta.” - ¿Qué es lo que más te hace ilusión de ser sacerdote?” - Estar con la gente, disponible, para lo que necesiten, “estar”. Fue su respuesta.
Creo que Joan, entendió muy bien la llamada y que eso es precisamente lo que hizo Jesús: Estar con la gente, con nosotros, disponible, ¡hasta dar la vida!
Tal vez me entusiasmó tanto su respuesta, porque hace un tiempo entrevisté a un joven que se ordenaba sacerdote, y a la misma pregunta me respondió: “-Lo que más me gusta es que celebraré misas, y así “tocaré el misterio; además, podré perdonar pecados….” De más está decir que oré por él, y que pensé, aun, “no ha entendió qué es eso de “encarnarse” y de servir”. Seguro que los años y el “servicio”, y sobre todo el Espíritu Santo, llevará a plenitud, también su vida.
Feliz día del seminario, y ¡a servir, que para eso nos han llamado!
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