Algo más que un gesto

En medio del discurso de la crisis y de las diferentes, nuevas y viejas formas de pobreza, hay algunas noticias que son motivo de esperanza y que invitan a pensar, y lógicamente a actuar y, si es posible, a ser consecuentes.

La semana pasada, el presidente de la Asociación de vecinos de La Font dels Capellans, de Manresa, convocó a una asamblea. Había, me explicaba, unas doscientas personas.

Josep Ruedas –que así se llama- les planteó la situación de familias del Barrio y de la Ciudad que están en una situación realmente “apurada”, porque mucha gente no llega, ya no a pagar la hipoteca, sino a tener qué comer. Les dijo: “- En nuestro Barrio cada año tenemos unas fiestas que ya son una tradición, y en las cuales disfrutamos. Editamos revistas, folletos, etc. Hacemos el correfoc, y el Castell de foc –castillo de fuego-. Pero yo me pregunto: ¿Podemos, por ejemplo, gastarnos cuatro mil euros en un castell de foc que dura catorce minutos, sabiendo que entre nosotros hay gente que dada su situación no tendrán ganas ni de escucharlo o verlo?”… Y siguió enumerando actividades, costes, y preguntas, para llegar finalmente ha hacer una propuesta: ¿No os parece que los veinte mil euros que hay presupuestados para las fiestas, podrían destinarse a ayudar a las familias necesitadas? Propuso una coordinación con asistentes sociales, y una derivación con tickets a supermercados –siempre con casos constatados de necesidad-.

La asamblea respondió con una votación unánime y un aplauso sonoro.

Este años, los vecinos de la Font dels Capellans de Manresa, tendrán motivos para celebrar, y seguro, que el precio de la solidaridad les dará fuerzas para continuar haciendo cosas por la gente, para continuar CELEBRANDO LA VIDA que ellos mismos han sido capaces de compartir.

Los lazos de amistad, fraternidad y autenticidad se habrán estrechado mucho más, y sin duda, un Barrio solidario verá frutos de convivencia, de paz y de auténtica fraternidad.

Que el ejemplo cunda, y que cada uno en casa, en nuestras agrupaciones, clubes, comunidades, asociaciones, etc., seamos capaces de preguntarnos: ¿qué podemos hacer para que los que se lo pasan mal estén mejor? Pero sobre todo que sepamos responder, con gestos elocuentes y reales a esas preguntas e inquietudes. Si lo hacemos, algo habrá comenzado a cambiar en nuestra sociedad.

Gracias por el ejemplo que a todos, ¡nos moviliza!

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