La verdad y la memoria

“Era el día de la Inmaculada y yo acababa de presentar el libro Diccionario de Nombres con la editorial Marínez Roca. Él era entonces Presidente de Castilla la Mancha. En el programa de la SER, “A vivir que son dos días”, Fernando Delgado me entrevistaba sobre el libro y comentábamos el significado de diferentes nombres. Al preguntarme cuál era el nombre que más me gustaba por su significado, le dije que “Sofía”, poru lo que significaba de “amor a la sabidurá”.
Acabada la entrevista me llaman por teléfono, no oía bien, llamaban desde un molbil y se notaba que iban por carretera. Me dicen: “-Sor Lucía, soy José Bono, el Presidente de Castilla la Mancha, ¿me conoce?”
Yo pensé que me tomaban el pelo y respondí: “-Si tú eres José Bono, entonces yo soy Felipe González.”
Mi interlocutor echó una carcajada y me dijo: “-Pues como las monjas no mienten, estaré hablando con Felipe González, porque yo sí que soy José Bono”.
La conversación continuó, al día siguiente me mando de regalo un libro titulado “José Bono se presenta”, y desde entonces tengo una buena amistad y una gran admiración por José Bono”.
Al escuchar el relato, Miguel Bosé me dijo: Pues yo en esto debo ser como las monjas, porque no digo nunca una mentira, fpero tal vez por motivos diferentes: No la digo porque tengo muy mala memoria, y seguro que me cogerían.
Me acordé entonces de una frase de Mark Twain que decía “Si dices la verdad, no tendrás que acordarte de nada”.
La verdad, un valor que no está al alza en nuestra sociedad, y tal vez por lo mismo, la mentira y el engaño, han acabado siendo los grandes protagonistas y promotores o responsables de esta gran crisis que vive la humanidad.
Es la hora de la Verdad… Sin paliativos. Sólo ella nos enseñará el camino de la vida. La hora de la Verdad fundada en la caridad, en el amor evangélico. Una verdad y un amor generosos y exigentes.
A todos nos seduce la verdad, pero no siempre queremos oírla y vivir en ella. Recordábamos estos días de Semana Santa cuando Pilatos pregunta a Jesús: “- ¿Qué es la verdad?”… Y nos duce el Evangelio que salió fuera… No escuchó la respuesta… Y se lavó las manos.
Que en esta Pascua preguntemos y nos preguntemos qué es la Verdad. Que escuchemos la respuesta, y que no tengamos miedo a vivir en ella.
Si lo hacemos, viviendo en la Verdad y con transparencia, pordremos decirnos de verdad: ¡Felices Pascuas!