Ayuda al Hospital Holy Family también con una incubadora y un scanner pediátrico Manos Unidas colabora con un socio local para llevar una clínica móvil materno infantil al desierto de Judea

Esperando a la clínica móvil
Esperando a la clínica móvil

En el desierto de Judea, son más de 800 las mujeres embarazadas y los recién nacidos y niños menores de cinco años que reciben atención integral en la clínica, porque la pandemia de Covid-19 y sus consecuencias, complicaron aún más la ya de por sí difícil tarea de asistir al hospital a Belén

"Muchas familias de los campamentos de refugiados y poblados beduinos del desierto de Judea desconocen la importancia de los cuidados prenatales o piensan que no pueden pagarlos, por lo que se producen numerosas complicaciones"

Esto llevó al Hospital Holy Family, socio local de Manos Unidas en anteriores proyectos, a pedir colaboración a la ONG para continuar con su trabajo de prevención y atención materno infantil en estas zonas, con una clínica móvil

"De esta manera, las mujeres embarazadas y los niños están recibiendo la atención médica necesaria sin necesidad de desplazarse con frecuencia al hospital"

(Manos Unidas).- Estamos en pleno desierto de Judea. El joven Tahla se entretiene pateando una lata mientras espera a que su madre termine su consulta con el médico. No hay mucho más para matar el tiempo en esta colina desde la que se divisan los grandes terrenos arenosos e inhóspitos del desierto de Judea. Desde su privilegiada atalaya, Tahla puede ver los numerosos poblados y asentamientos beduinos diseminados a largo del terreno.

Hoy es día de visita médica en Rawaeen, uno de los cinco poblados beduinos a los que, periódicamente, acude la clínica móvil con la que se desplaza el personal sanitario (una ginecóloga, un pediatra y una enfermera) del Hospital Holy Family, fundado en 1895 por las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul y gestionado, ahora, por la Orden de Malta. Una clínica que funciona cuatro días a la semana y que atiende, también, a mujeres y niños de los campos de refugiados que se hallan en el entorno de la ciudad de Belen.

Como la madre de Tahla, son más de 800 las mujeres embarazadas y los recién nacidos y niños menores de cinco años que reciben atención integral en la clínica, porque la pandemia de Covid-19 y sus consecuencias, complicaron aún más la ya de por sí difícil tarea de asistir al hospital a Belén.

«Muchas familias de los campamentos de refugiados y poblados beduinos del desierto de Judea desconocen la importancia de los cuidados prenatales o piensan que no pueden pagarlos, por lo que se producen numerosas complicaciones: abortos, nacimientos prematuros y partos de alto riesgo que se podrían haber evitado. El año pasado, por ejemplo, fueron más de 450 los bebés que tuvieron que ser ingresados en la unidad cuidados intensivos neonatales del hospital. Y esto supone un estrés emocional y económico muy fuerte para las familias», explica África Marcitllach, coordinadora de proyectos de Manos Unidas en Oriente medio.

Esto llevó al Hospital Holy Family, socio local de Manos Unidas en anteriores proyectos, a pedir colaboración a la ONG para continuar con su trabajo de prevención y atención materno infantil en estas zonas, con una clínica móvil con capacidad para sortear las dificultades del terreno y dotada del material médico necesario para dar atención a mujeres embarazadas -ecografías, electrocardiogramas y medición de parámetros básicos- y a más de 400 niños menores de 5 años.

«El hospital nos ha solicitado, también, -detalla Marcitllach- la adquisición de una incubadora abierta ligada a un paritorio y de un scanner pediátrico que permita diagnosticar y hacer el seguimiento de la evolución de muchos bebés prematuros».

De esta manera, las mujeres embarazadas y los niños están recibiendo la atención médica necesaria sin necesidad de desplazarse con frecuencia al hospital.

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