(José Ignacio González Faus).- Desde mediados del mes pasado estamos siendo gratamente bombardeados por la campaña del "bolígrafo solidario", que consiste en que compras un determinado bolígrafo por 5 euros y ese dinero es destinado a producir juguetes para niños del tercer mundo: Haití, Guatemala y, en general, países de África y América Latina. Según mis datos, la campaña recoge más de tres millones de euros que permiten fabricar medio millón de juguetes, distribuidos entre unos 700.000 niños. Más de cuatrocientos mil son juguetes unipersonales.
Por supuesto, todo gesto de solidaridad, por pequeño que sea, ha de ser bien recibido. Pero además el amor está obligado a ser inteligente (así traducen algunos el título de la encíclica "Caritas in veritate" de Benedicto XVI) y, en ese modo de formular, se encuentran tanto el creyente Ratzinger como el ateo Bertrand Russell. Por eso ruego que se me permitan algunas preguntas en torno a esa campaña que ya se ha convertido en una pieza más de nuestro paisaje navideño.
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