Será la glorificación del sistema que hoy se nos impone y de cargar a la izquierda muchos de sus contenidos. Editorial CCM: Libros de texto gratuito, a merced de la 4T

Editorial CCM: Libros de texto gratuito, a merced de la 4T
Editorial CCM: Libros de texto gratuito, a merced de la 4T

La nueva etapa del libro de texto, en una situación tan delicada como la de la pandemia, debería hacerlo un instrumento necesario e imprescindible sujeto a valoraciones técnicas-científicas rigurosas. Sin embargo, esta precipitación obedece a algo. Esa será la glorificación del sistema que hoy se nos impone y de cargar a la izquierda muchos de sus contenidos.

Gran polémica causó la noticia del rediseño de 18 libros de texto gratuito de diferentes grados de educación primaria, textos que van desde tercer al sexto año en diversas disciplinas entre los que destacan el español, las ciencias naturales, geografía e historia. De acuerdo con la convocatoria, se llamó a profesionales en educación, incluso docentes jubilados, para integrar doce grupos de trabajo. Cerca de dos mil 300 personas serán voluntarios en el rediseño de los libros tan sólo con una capacitación de tres días a través de videos informativos. A través de seis etapas, el rediseño pretende concluir en un tiempo récord de dos meses, los contenidos de los textos para echarlos adelante y ser estrenados en el siguiente ciclo escolar 2021-2022.

No obstante, el diseño de un libro de texto no es una cosa que se dé con tanta ligereza y presurosa presunción. La historia de estos materiales es un logro del derecho a la educación que robusteció los derechos de la niñez. En 1959, bajo la presidencia de Adolfo López Mateos, la creación de la Comisión Nacional de Libros de texto Gratuito -CONALITEG- indicó el propósito de este organismo para crear materiales didácticos y libros cuya edición “tiendan a desarrollar armónicamente las facultades de los educandos, a prepararlos para la vida práctica, fomentar en ellos la conciencia de la solidaridad humana, a orientarlos hacia las virtudes cívicas y, muy principalmente, a inculcarles el amor a la patria, alimentado con el conocimiento cabal de los grandes hechos históricos que han dado fundamento a la evolución democrática de nuestro país”.

Muchas generaciones han sostenido su educación gracias a los libros de texto gratuito. Sin embargo, estos materiales fueron blanco del capricho político e ideológico haciendo de la educación una de las principales vetas de adoctrinamiento con marcados sesgos que, por un lado, pretenderían poner la historia de México a favor de los detentadores del poder inoculando en la mente de los niños la verdad de forma parcial convirtiendo a los textos en instrumentos sexenales, no en herramientas educativas.

Las presiones políticas no son nuevas en la creación de los contenidos. Grandes polémicas suscitaron, por ejemplo, la exclusión en la historia de los movimientos estudiantiles o de información relativista en cuanto a los procesos de desarrollo biológico o bien de valores para la familia.

Desde su creación, han sido una edición del Estado cuyo monopolio no estaba a discusión. Incluso, a lo largo de la historia de las diversas reformas educativas, grupos sociales mostraron su inconformidad por tener libros que justificarían las bondades de un sistema laico-ateo, nacionalista para modelar una conciencia hegemónica en los niños de México sin contar, entre otras, los modelos de sexualidad que fueron criticados por grupos de padres de familia por su libertinaje en cuanto a la pretensión de imponer criterios educativos que sólo corresponderían a al núcleo familiar.

Así las cosas, la nueva etapa del libro de texto, en una situación tan delicada como la de la pandemia, debería hacerlo un instrumento necesario e imprescindible sujeto a valoraciones técnicas-científicas rigurosas. Sin embargo, esta precipitación obedece a algo. Esa será la glorificación del sistema que hoy se nos impone y de cargar a la izquierda muchos de sus contenidos. Los textos que usan los niños en las escuelas serán un instrumento ideologizante y peligroso, no por sus ideas, sino por la evidente manipulación que glorificará este momento de la historia política. Las señales están dadas y la experiencia del pasado lo enseña. Los libros de texto están de rodillas, a merced, de la pretendida cuarta transformación.

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