Rendición de cuentas y honestidad en ayuda a afectados por sismos de septiembre: CEM

Más de dos millones de dólares, las aportaciones de fieles; transparencia, honestidad, rendición de cuentas, los principios para su aplicación.
Cerca de dos mil inmuebles religiosos afectados por fenómenos naturales: parroquias, las más perjudicadas.
Guillermo Gazanini Espinoza / En conferencia de medios, el secretario de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola; el director de Cáritas Mexicana y secretario ejecutivo de CEPS-Cáritas, padre Rogelio Narváez Martínez y Yuliana Navarrete Merlos, investigadora del Observatorio de la Conferencia del Episcopado Mexicano, dieron a conocer los últimos datos relativos a la ayuda que la Iglesia mexicana ha dado a los miles de damnificado por los sismos del 7 y 19 de septiembre en diversas regiones del país.
Contrario a lo que podría pensarse, la ayuda fluye y existen miles de personas aún en condiciones difíciles cuando han perdido patrimonio y bienes materiales. En últimas fechas se ha destacado que las inversiones, en cuanto al auxilio de damnificados, han disminuido considerablemente y existen amplias zonas del país necesitadas de apoyos urgentes para la reconstrucción e impulso de la economía local.
El Obispo auxiliar de Monterrey y secretario de la CEM destacó que los 47 millones de pesos donados (unos 2 millones 473 mil dólares) se han encauzado en programas o a través de suministros concretos a damnificados. Destacó que este ejercicio de información sobre el destino de los recursos aportados se rige por criterios de transparencia, honestidad, rendición de cuentas, desterrar cualquier lucro, sensibilidad ante el dolor y la buena administración de los bienes.
Gracias a las aportaciones del pueblo mexicano se ayudó directamente a 42,475 familias. De estas, 41,267 familias han sido beneficiadas con las 999.22 toneladas de insumos y 780 familias tienen apoyos en orden a la reconstrucción de sus casas en las diócesis de Tehuantepec, Cuernavaca, Puebla y Tapachula; a 240 familias se les ofrece apoyo en la rehabilitación de sus viviendas en Tehuantepec, Cuernavaca y Puebla.
A lo anterior, afirmó Mons. Miranda Guardiola, se inició la construcción de 31 Centros Comunitarios en Ixtalpepec, en Zacatepec de los Mixes, en Río Chiquito de los Mixes, en Atenango del Río perteneciente a Chilapa, en Tiltepec de los Mixes, en el Seminario de Tehuantepec, en Tetipac perteneciente a Chilapa, en Ixhuatan de Tehuantepec además de otros que necesitan permisos del Instituto Nacional de Antropología e Historia principalmente en Morelos. Como se afirmó en otras conferencias de medios, estos Centros comunitarios serán espacios que incidan en la regeneración del tejido social para propiciar la convivencia a través de consultas médicas, atención psicológica, distribución de medicamentos y alimentos, clases, capacitación laboral entre otras. Aspecto relevante ha sido el la iniciativa para la atención de las víctimas a través de dos Centros de Escucha en Tehuantepec y en Tapachula los cuales se suman a otros dos en operación en en Cuernavaca, Morelos y Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. De acuerdo con el prelado, “otras acciones manejarán proyectos propuestos por otras 10 diócesis que han hecho llegar sus notas conceptuales de sus necesidades”.
Por otro lado, y de la mano de la ayuda que debe ser prioritaria a las personas, fue presentado un sucinto informe relativo al estado de los templos y edificios religiosos siniestrados por fenómenos naturales. El documento titulado “Informe de los templos católicos daños en septiembre de 2017” da cuenta de las urgencias en cuanto a la reconstrucción de monumentos y edificios que sufrieron algún impacto por los sismos.
Con respaldo de la fundación alemana Adveniat, en colaboración con las diócesis afectadas y diversas autoridades nacionales responsables del patrimonio inmobiliario religioso, el documento integra la información de bienes reportados a través de tres segmentos de recolección de datos: ubicación geográfica, la clasificación de bienes afectados y la evaluación o repercusiones de daños de los inmuebles.
En cuanto a la ubicación geográfica, existen 1850 templos afectados en 26 diócesis principalmente en la Arquidiócesis de Puebla y las diócesis de Cuernavaca, Huajuapan de León y Tlaxcala. Por lo que hace a la Arquidiócesis de México, el informe reporta 107 templos dañados. Particularmente en las diócesis oaxaqueñas, los efectos causados por los sismos se agravaron por la incidencia de fenómenos hidrometereológicos.
Por Provincias eclesiásticas, de las 18 existentes en el país, ocho de ellas reportan el mayor número de afectaciones a templos: Puebla (809 templos dañados); México (599); Antequera-Oaxaca (207); Tuxtla Gutiérrez (91); Acapulco (75); Tlalnepantla (51); Xalapa (16) y Yucatán (2). Puebla (448 templos dañados); Oaxaca (287), México (275) y Morelos (213) son las cuatro entidades con mayores afectaciones en su patrimonio religioso. Los inmuebles siniestrados tienen la siguiente clasificación: 17 son catedrales, cuatro basílicas, 44 santuarios, 76 conventos y ex conventos, 226 capillas, 31 oficinas y/o casas parroquiales, 11 espacios de formación como seminarios, mil 411 parroquias y 30 inmuebles en proceso de identificación.
Entre las catedrales están: Catedral de San Cristóbal en la diócesis de san Cristóbal de Las Casas, Chiapas y la catedral de Tenancingo. Otros edificios catedralicios afectados fueron Catedral de Santo Domingo de Guzmán en Oaxaca, Catedral metropolitana de la Arquidiócesis de México y catedral de la Asunción de María en Chilpancingo-Chilapa. Cabe hacer mención que el informe no apunta hacia la catedral de Cuernavaca, Exconvento de la Asunción, como monumento afectado a pesar de que permanece cerrado al culto y con daños importantes en su infraestructura.
Si bien el patrimonio religioso histórico se vio comprometido, en realidad los que llevaron las consecuencias más graves son los edificios parroquiales que, de acuerdo con el informe, podrían ascender hasta en 1411 inmuebles aunque el inventario no da el número definitivo debido a la consistencia en la homologación de criterios para la recopilación de datos.
Finalmente, el informe valora las repercusiones y consecuencias que los daños habrían hecho en diferentes rubros relativos a la vida religiosa de las comunidades y fieles quienes tienen en sus templos a los recintos donde se desarrolla el arraigo personal y colectivo material y espiritual. “Un cambio o trasgresión en su entorno crea un desbalance en su forma de percibir el mundo y su relación con él. Por lo que en todas las comunidades hay una petición para que se reconstruya el templo incluso por encima del interés de reconstruir sus propias casas”.
En meses anteriores, la CEM afirmó que no se tenía certeza sobre cuánto dinero costaría rehabilitar las iglesias dañadas puesto que la mayor parte de los recursos deberían provenir de las autoridades responsables del patrimonio nacional pues, en su mayoría, los templos son propiedad de la nación y la reconstrucción tardaría más de un sexenio en completarse.