La oportunidad histórica del cardenal Norberto Rivera Carrera



Guillermo Gazanini Espinoza / Secretario del Consejo de Analistas Católicos de México. 22 de diciembre.- El arzobispo de México ha cumplido veinticinco años de vida episcopal. En estos tiempos donde la Iglesia se ve confrontada con el laicismo ideológico, el testimonio de los sucesores de los apóstoles resulta vital para seguir pregonando el anuncio del Evangelio, particularmente en la ciudad de México.

Y también el cardenal arzobispo ha cumplido quince años al frente de esta Iglesia local, y no ha sido cosa sencilla. En los inicios del siglo XXI, la ciudad de México ha tolerado, por reformas legales a diversas disposiciones, el aborto legal hasta la doceava semana de gestación, las uniones homosexuales y la posibilidad de adopción, así como la maternidad subrogada, que el cardenal afronta dando testimonio de fidelidad a la fe, además de sufrir la cadena de agresiones y ofensas que padeció a manos de los grupos simpatizantes de la izquierda populista.

Sin embargo, el paso del arzobispo por esta Iglesia ha sido de un ministerio que se desarrolla en la fidelidad al Magisterio y los conflictos que afronta una sociedad dinámica y convulsionada que habita en el Distrito Federal. Siendo la arquidiócesis más poblada de Latinoamérica, el cardenal ha logrado consolidar, poco a poco, la organización administrativa de las vicarías territoriales que tratan de responder a las exigencias de la evangelización; de igual forma, el impulso a las comunicaciones ha sido una tarea vital en la arquidiócesis formando los medios que han tenido impacto en otras fuentes de información como Desde la Fe y el Sistema de Información de la Arquidiócesis de México, SIAME, así como la reconstrucción de los espacios sagrados que en otros tiempos estaban derruidos y la revitalización de devociones y culto entre los fieles católicos.

Es notable, por otro lado, el magisterio que el cardenal ha emitido en estos quince años a la cabeza de la arquidiócesis: Más de 20 Cartas Pastorales; tres decretos siendo uno de los más importantes el relativo a la reordenación económica; 16 Planes Pastorales y, por último, el Directorio Pastoral para los Sacramentos de Iniciación Cristiana, instrumento que ha servido para “afrontar los desafíos que plantea la grave carencia de formación cristiana y el creciente fenómeno de descristianización, que se está dando entre los mismos católicos”, además de las visitas pastorales que el cardenal ha realizado en donde se le ha demostrado el apoyo, simpatía y aprecio de los bautizados.

Ante la situación crítica y tremenda que han denunciado los obispos, en la ciudad de México, de manera especial, la inserción del Evangelio sólo se logrará con laicos preparados y comprometidos que sean testigos de los valores evangélicos, como apuntó el arzobispo primado en su homilía pronunciada esta tarde de 21 de diciembre en la Basílica de Guadalupe, A mi juicio, la exigencia requiere de bautizados que sean capaces de trabar un diálogo atractivo con el mundo, exponiendo las verdades de la fe de manera racional para que el catolicismo derive sus propuestas a la sociedad secular como alternativas viables que mejoren el mundo desde la mirada de Cristo. Para lograr lo anterior, la parroquia se convierte en el centro fundamental para el impulso de laicos con preparación sólida y excelente que vaya desplazando la situación devocionalista y ritualista que, desafortunadamente, está arraigada en el ser y quehacer de muchos católicos capitalinos.

En los próximos años, los retos y desafíos en la Iglesia diocesana que encabeza el arzobispo primado serán más y más complejos por lo que es necesaria la revitalización de los agentes laicos que respondan, desde el espíritu del Concilio, a una sociedad laicista y relativista. En otras palabras, el cardenal Norberto Rivera Carrera tiene la magnífica oportunidad histórica para animar la resurrección de la Cultura Católica en esta arquidiócesis que demuestre la esencia del cristianismo como una religión de resistencia y oposición a las propuestas de la secularización y del laicismo que se impulsan en la ciudad de México.
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