Mística mexicana es beatificada hoy 4 de mayo en Basílica de Guadalupe “Un sacerdote adúltero es indigno de la Iglesia”: Conchita Cabrera de Armida
Madre de nueve hijos, la nueva beata escribió sobre los adulterios e infidelidades del sacerdocio. “Quienes cometen monstruosidades, no se han hecho el cargo de la magnitud de sus ofensas”
| Guillermo Gazanini Espinoza

Concepción Cabrera de Armida es elevada a los altares este sábado 4 de mayo en Basílica de Guadalupe. Escasas veces una ceremonia de esta envergadura llega al santuario mariano para que miles sean testigos de una excepcional celebración. En el santuario de Santa María de Guadalupe han sido beatificados Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles, los mártires cajonos de Oaxaca, en 2002, por san Juan Pablo II; María Inés Teresa Arias del Santísimo Sacramento, por el cardenal Angelo Amato en abril de 2012 y en 2019, Conchita Cabrera de Armida, mística y madre, fundadora de las Obras de la Cruz.
Poco se sabe de la nueva beata y el tiempo que vivió; los personajes asociados a su obra y cómo su vida transcurrió en medio de la tragedia personal y los inciertos destinos violentos del país en el tiempo de la persecución. Nacida el 8 de abril de 1862 en San Luis Potosí, Conchita fue la séptima de siete hermanos. Gracias a su prolija pluma podemos conocer los detalles de su vida y la fe que hizo de ella una mística de altura, quizá como la de la grandes santas y doctoras de la Iglesia. En 1884 se unió en matrimonio con Francisco Armida y tuvieron nueve hijos. Ella expresaría en su legado escrito: “Cuántas veces en mis comuniones le decía: Señor, yo no sirvo para amarte: quiero casarme y que me des muchos hijos para que ellos te amen mejor que yo: esto no me parecía feo, sino una justa petición para saciar mi sed de amarlo, de más amarlo y verlo amado de mejor manera que yo”.
Su devoción y pasión mística incluso llevó a decidir muestras quizá radicales en su vida e integridad física para demostrar ser “amante de Cristo”.
Su biografía da cuenta de ese celo cuando, a la manera de las marcas candentes del ganado, quiso tatuarse el monograma JHS en su pecho: «Por fin de ruegos conseguí el permiso de mi director espiritual para marcar el monograma en mi pecho, el día del Dulce Nombre de Jesús, 14 de enero de 1894. Corté el pecho formando letras grandes con la navaja, JHS en esta forma; luego que lo hice, sentí como si una fuerza sobrenatural me arrojara al suelo y con la frente en la tierra, en los ojos las lágrimas y el fuego en el corazón, le pedía al Señor con vehemencia, con un celo devorador, la salvación de las almas ¡Jesús Salvador de los hombres, sálvalos, sálvalos! Yo no me acordaba de más: Almas, almas para Jesús, era lo que deseaba. Más eran los ardores de alma que los del cuerpo, y la dicha indecible que yo experimentaba siendo como los animales, de su dueño, yo de Jesús, de Jesús, de mi Jesús que salvaría tantas pobrecitas almas que le darían gloria», pero la clave de su vida fue la visión de la Cruz del apostolado.
En 1901 muere su esposo; sin embargo, cinco años después en 1906 tuvo en sí la experiencia de la “encarnación mística”, quizá la elevación más sublime de su vida: «25 de marzo de 1906, Encarnación Mística. Llega el 25 de marzo... y así vacía, lo recibí en la comunión. En los primeros mementos de la misa voy sintiendo la presencia de Jesús junto de mí... Me dijo: ‘Aquí estoy, quiero encarnar místicamente en tu corazón. Yo cumplo lo que ofrezco; he venido preparándote de mil modos y ha llegado el momento de cumplir mi promesa. Recíbeme’, y sentí un gozo con vergüenza indecible. Pensé que ya lo había recibido en la comunión, pero como adivinándome, continuó: ‘No es así, de otro modo además hoy me has recibido. Tomo posesión de tu corazón, me encarno místicamente a él... para no separarme jamás. Sólo el pecado podrá alejarme de ti... Esta es una gracia muy grande, que te viene preparando mi bondad, humíllate y agradécela. Es encarnar, vivir y crecer en tu alma sin salir de ella jamás; poseerte Yo y poseerme tú, como en una misma sustancia, no dándome sin embargo tú la vida, sino Yo a tu alma, en una compenetración que no puedes entender, esta es la gracia de las Gracias’».

Su vida asociada también a la del venerable Félix de Jesús Rougier (1859-1938) le llevó a la fundación de los Misioneros del Espíritu Santo. Murió en la Ciudad de México en 1937.
Quizá unos de los aspectos más nobles de su vida fue la de la consagración que hizo para la formación espiritual de los sacerdotes. Notables escritos nos llegan donde revela su íntimo pensamiento en torno a la identidad sacerdotal y de advertencias sobre a la infidelidad y mal desempeño en el ministerio.
“Confidencias a los sacerdotes” fueron escritas cuando la mística andaba entre los 64 años y estaba bajo la dirección espiritual del arzobispo de México, el venerable Luis María Martínez Rodríguez. Según un artículo de Carlos Francisco Vera Soto en el volumen “Sacerdotes de Cristo” publicado en 2013, y presentada por el cardenal Norberto Rivera Carrera, Conchita Cabrera deja ver lo que consideraba una “sangría” para la Iglesia de México: acciones de sacerdotes contrarias a su condición
Vera Soto afirma que Conchita “decía que a los sacerdotes les falta amor de Dios ya que a sus vidas habían dejado entrar el secularismo y la impureza. Sostiene que había muchos pecados de los que no se ven, pero traen consecuencias desastrosas…”
Juzgue el lector algunos de los pensamientos de la nueva beata. Si bien fueron escritos en una época de especial turbulencia política y social en México, parecen vigentes en estos tiempos de crisis del sacerdocio y de la credibilidad de la Iglesia especialmente a la sombra de los abusos. Dejamos estos cinco fragmentos que parecen ser vaticinio de nuestros tiempos cuando la mística dialogaba con Cristo:
*"¡Si comprendieran mis sacerdotes a fondo, con seriedad, con luz divina, el valor de la vocación sacerdotal y lo que me costó a Mí (dolores y sangre en la cruz), pero crueldades y desgarradoras amarguras, sobre todo, en lo íntimo de lo íntimo, en la Cruz interna de mi Corazón, de qué distinto modo se portarían muchos! Lejos de arrastrar como pesado fardo lo que debería ser su honra y su vida, apreciarían y amarían, con todas las energías de sus almas, gracia tan singular y tan de cielo".
*"Un sacerdote que no esté enamorado de la Iglesia no debe pertenecerle; un sacerdote que posponga los santos intereses de la Iglesia amada por los del mundo no ha comprendido su vocación; un sacerdote adúltero que arroje lodo sobre la vestidura sin mancha de la Iglesia, es indigno de Ella y el cielo le repudiará si no se convierte, se humilla y arrepiente".
*"Y ciertamente los sacerdotes que tales monstruosidades cometen con mi Iglesia no saben lo que hacen, no han penetrado en su corazón, no han pesado sus deberes, no se han hecho el cargo de la magnitud de sus ofensas, no han vislumbrado siquiera que viven dentro de Mí mismo".
*"Hay que hacer mucho hincapié en los seminarios y en los noviciados, en el hacer entender a los iniciados al sacerdocio, la divina sublimidad de su vocación. Hay que advertir y calcar y ponderar los santos deberes que el sacerdote contrae y el gran peligro de perder su alma si no cumple con su vocación. Hay que hacerles ver claramente los calvarios que van a subir por mi amor. Hay que advertirles, muy a lo vivo, las tentaciones a los que van a verse expuestos y la guerra sin cuartel que el Maligno les va a hacer en todos los días de su vida".
*"Ha llegado el tiempo de sacudir desde muy hondo a muchos corazones de obispos y sacerdotes. Ya no más esperas que me urge la salvación de las almas. Y si el mundo se hunde, y si la tibieza avasalla los corazones es porque faltan sacerdotes santos, porque faltan sacerdotes celosos, enamorados de mi Cruz, que la practiquen, que la prediquen, que incendien con este santo leño a las almas. La ola de la impiedad y del sensualismo ahoga al mundo y ¿lo diré?, ha penetrado hasta en el Santuario, lastimando en los más íntimo las fibras de mi corazón. El Maligno gana terreno, cree ya triunfar y no es justo que mis sacerdotes duerman y se ocupen de todo lo que no soy Yo".
