Hay dos graves pecados que afectan hoy a la iglesia. Iglesia católica, santa y prostituta.

Una apuesta valiente para que la verdad evangélica se abra paso.

 Hemos dicho, en no pocas ocasiones, que  la iglesia es la primera interesada en colaborar con la justicia y que se clarifiquen los casos de pederastia, se apoye a las víctimas y se ponga en su justo lugar a los culpables. La mayor víctima de todo esto va a ser la propia iglesia inocente y su credibilidad  en la sociedad de hoy.  Pero hay muchos interesados, aprovechado la circunstancia, en atacar a la iglesia y desprestigiarla, incluso en aquello que hace bien. Porque  hay muchas  cosas que hace bien, muy bien. Pero con estos escándalos se han desatado los truenos y ya solo interesa investigar a la iglesia; a otras instancias más corruptas, incluso, no hay que tocarlas. Y eso indica que no importan tanto las víctimas sino atacar a la iglesia para hacer leña del árbol caído. Si en verdad lo que importa es no dejar impunes los casos de abusos a menores, se trata de investigar todos no sea que lo que se busque en realidad sea azotar a la iglesia y no tanto clarificar los abusos. Un solo abuso es un crimen abominable,  venga de donde venga, que hay que clarificar.

 Hay una parte de la sociedad muy ideologizada y politizada, que niega de manera fanática que la iglesia pueda ser un bien en la sociedad, sobre todo en estos tiempos,  Y esto es tan evidente  que negarlo sería de necios. Hoy quiero aportar algunos datos,  que nunca van a convencer a los fanáticos, pero que son evidentes para la gente razonable.

Contamos con más de 37.000 personas consagradas que se dedican por entero a los más vulnerables. Esto lo puede comprobar cualquiera que tenga ojos razonables. No es un invento para quedar bien.

Contamos con casi 11.000 misioneros (Personas consagradas, laicas, obispos y sacerdotes diocesanos) que son los mejores embajadores de nuestro país en el mundo, como reconocen incluso personas muy alejadas de la vida de la iglesia.

Contamos con más de 2.500 colegios en España y más de 1.500.000 alumnos, además de 15 universidades con más de 100.000 alumnos.

Contamos con más de 9.000 centros sociales que atienden a más de 4.000.000 de personas.

Cáritas atiende cada año a más de 2.000 000 de personas y destina más de 300.000.000 en los más vulnerables.

Manos  Unidas” atiende a más de 1.500.000 personas en casi 60 países y destina más de 36.000.000  en 60 países.

La iglesia ha hecho un esfuerzo ingente para vivir de sus propios ingresosy no depender del Estado. Sus ingresos vienen de aportaciones de sus fieles o voluntarios, ya sea de manera directa o  voluntariamente a través de la casilla del IRPF, (La Asignación tributaria) Ingresa, además,  a través de  la gestión de su patrimonio, de donativos y donaciones.

 Nadie puede afirmar hoy, con la verdad en la mano, que la iglesia depende del Estado.

En medio de esta situación, la iglesia se enfrenta hoy a  dos  pecados de algunos de sus miembros, como sucede en todas las organizaciones  del mundo (lo cual no la justifica):

  • 1) El horrible crimen de la pedofilia en algunos de sus miembros (No en toda la institución )
  • 2) La triste realidad de las inmatriculaciones de dudosa legalidad como estamos conociendo.  

Ante estos problemas ha de situarse con valentía y sentido evangélico, sin esconder la cabeza debajo del  ala y mirando de frente los problemas.

En el primer caso, clarificando la verdad, apoyando a las víctimas y colaborando con la justicia, como el papa está pidiendo con toda claridad.

En el segundo caso, revisando sus propiedades y devolviendo aquello que no sea suyo de manera legal. Fue muy lamentable que la justicia  tuviera que condenar a la iglesia a devolver las murallas de Artá (Mallorca) porque las había inmatriculado sin ser suyas. ¿Para qué quería la iglesia unas murallas que eran de propiedad municipal? Aparecerán más casos de este tipo, no solo en el ámbito civil sino también, tristemente, en el ámbito religioso sobre todo que afectan a monjas contemplativas que están exentas de los obispos pero no se ha respetado esta exención y se han inmatriculado bienes que son de las monjas, sin su autorización. Veremos algún caso en muy poco tiempo y lo contaré aquí para que se abra paso la verdad.

En fin, iglesia santa y prostituta, como decían los primeros padres de la iglesia.

 Nos hace falta, a todos, mucha conversión para ser testigos de la verdad, que es Cristo mismo.

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