Reflexión ¿CUÁNTAS NOS HEMOS SENTIDO COMO JADA?

*Sobre Jada Pinkett, la violencia estética y la misoginia racista*

Twitter explotó anoche con lo sucedido entre Will Smith y Chris Rock, la condena a Smith fue inmediata y los comentarios sobre su "violencia" inundaron todas las redes sociales. Hoy sigue circulando información acerca de si habrá alguna sanción por parte de la Academia, si se abrirá una investigación judicial o se pregunta ¿qué pasará con la estatuilla que ganó Will como mejor actor?
Sin embargo, poco se ha ahondado sobre la violencia perpetrada por Chris Rock, quien ha sido acusado varias veces de violencia física contra mujeres que han sido sus parejas, y quien de manera sistemática ha agredido a personas y grupos con comentarios misóginos, homofóbicos, bifóbicos, y transfóbicos, detrás de una supuesta "libertad de expresión" y de la "comedia". Lo que hizo este tipo anoche ha sido catalogado como violencia estética y misoginia racista o "misogynoir", término acuñado por la escritora y activista afroamericana, Moya Bailey, quien escribió en su cuenta de twitter: "Se espera que las mujeres negras soporten la misoginia, en público, sin comentarios (...) Merecemos algo más que un ligero elogio por nuestra compostura a pesar de todo."
Y es que, aunque no es un caso aislado, bastaba ver cómo se desencajaba la cara (y el espíritu) de Jada cuando Rock lanzó sus dardos afromisóginos, esto mientras todos los que aman los discursos de inclusión y diversidad, no paraban de reírse incluso cuando Smith se levantó, golpeó y le gritó al comediante. En ese momento me puse a pensar en cómo me hubiera sentido si yo hubiera sido el centro de tales "bromas" cargadas de violencia sobre mi físico, ¿cómo hubiera esperado que reaccionaran mis amigxs, mi pareja, mis colegas? y entonces recordé que, aunque no con ese nivel de exposición televisiva e internacional, también me ha pasado, porque como sabemos, las mujeres somos evaluadas y validadas por los patrones estéticos impuestos por la cultura occidental/patriarcal/colonial/capacitista/gordofóbica/racista. Lo primero que vino a mi mente al ver esta escena fue ¿por qué este tipo se siente con el derecho de opinar y hacer "chistes" sobre el aspecto de una mujer -y de una mujer negra? y ¿por qué a la gente le causa tanta gracia? ¿o por qué si saben que es violento siguen el juego?
Para quienes en distintos momentos hemos sido señaladas/xs por nuestra apariencia, rasgos, corporalidad, aspecto (muchas veces mediante "chistes", sarcasmo o comentarios "en buena onda"), sabemos lo difícil que es reaccionar y confrontar la agresión (porque lo es). La mayoría de las veces nos hemos reído con las demás personas para no pasar por pesadas o serias, otras veces hemos optado por guardar silencio mientras la vergüenza nos recorre el ser, y en algunas ocasiones, hemos podido enfrentar la situación. ¿Cuántas de nosotras/es en esos momentos hemos deseado que alguien se indigne y frene la broma? Reaccionar asertivamente ante la agresión es muy complicado, pero sin duda que sabernos acompañadas en el malestar a muchas nos da fuerza.
En estas horas, A pelo organización de personas con alopecia, expresó en un comunicado una reflexión que me removió muy fuerte: "Yo puedo reír de mí misma, yo conozco mis límites, pero el resto no. Y menos en público y sin consentimiento. El cuerpo de las mujeres es el objeto de bromas, de juicios, de exigencias, … ¡Basta ya! Mi cuerpo, mis bromas."
Hoy, nosotrxs opinamos desde las butacas, como espectadorxs. Ayudaría también re-pensarnos y revisarnos para no caer en prácticas que y agredan a otras personas en nombre de la "buenaondez", "el chiste", el "así nos llevamos" o el "yo no sabía que eso te afectaba" (como quiso excusarse Chris Rock al decir que "no sabía" del padecimiento de Jada Pinkett).
Una vez más y que suene bien fuerte: ¡MI CUERPO, MIS BROMAS!

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