#MaríaMagdalena MAGDALENAS DE TODAS LAS HORAS

¡VE Y DILES! el envío misionero que se extiende a la todas las mujeres en la Iglesia.
| Luz Milena López Jiménez
VE Y DILES: el envío misionero que se extiende a la todas las mujeres en la Iglesia.
María Magdalena, hoy quiero caminar contigo y honrarte en las “magdalenas de todas las horas” que bajo tu legado han anunciado proféticamente el “Ve y diles” en diversos momentos de la historia.
En primer lugar, quiero recordar el grupo de seguidoras que acompañaron a Jesús desde Galilea hasta Jerusalén (Mc 15, 40-4; Mt 27, 55-56; Lc 8, 1-3 y Lc 23, 49) especialmente a ti María Magdalena; María, la madre de Santiago el menor y de José y a Salomé, quienes lo siguieron y sirvieron como auténticas discípulas, con el ejercicio de una revolucionaria diakonía que supera las etiquetas patriarcales de una simple ayuda casera y doméstica.
Te celebro, porque eres la Magdalena de la Resurrección, la mujer buscadora de la vida, que lucha contra los sistemas de muerte, la potencia femenina de la Buena Noticia, eres el eslabón entre Jesús resucitado y la comunidad de seguidores y seguidoras del Nazareno. Tu experiencia junto a la de otras mujeres ha quedado marcada de manera indeleble en cada evangelio, trazando huellas de sororidad evangélica (Mc. 16,1-11; Mt. 28, 1-11; Lc. 24,1-11; Jn. 20,1-2.11-18).
Te honro, María Magdalena, porque eres la mujer que, abrazada por la novedad del Resucitado, toma voz propia y en nombre de toda la comunidad femenina pronuncias con autoridad: “He visto al Señor y me ha dicho esto…” (Jn 20, 18). Te has convertido en la “Apóstola de los apóstoles” porque anunciaste a los apóstoles, lo que luego ellos anunciaron a todo el mundo. Es por esto que te celebramos y honramos con el mismo grado de festividad que se otorga a la celebración de los apóstoles varones.
En este recorrido te invito al encuentro con la “Magdalena de todas las horas” en:
*Febe: “nuestra hermana, diaconisa de la Iglesia de Cencreas (…) protectora de muchos…” (Rm 16, 1-2) lideresa y anunciadora del “Ve y diles” de las primeras comunidades cristianas a quien Pablo pide que sea recibida de una manera digna de los santos.
*Olimpia de Constantinopla: “Sólo esposa de la Palabra de la Verdad”, amiga y par intelectual de Juan Crisóstomo, sin lugar a dudas la diaconisa más conocida en los primeros siglos del cristianismo. En ella, descubro el mandato misionero “Ve y diles” cuando Paladio en el siglo IV señala que Olimpia: “tomó parte en no pocas contiendas en favor de la verdad, catequizó a muchas mujeres, dirigió con reverencia discursos a sacerdotes, y fue considerada digna de ser confesor de la verdad'', o lo que es lo mismo, "confesor de la fe", equiparable al de "mártir”
*Marcela, Paula y Eustoquia: Pares intelectuales de Jerónimo, mujeres que, con su formación bíblica y extraordinario conocimiento del latín, griego y del hebreo, dieron vida al “Ve y diles” con la contribución igualitaria en la traducción latina de la Biblia, la Vulgata.
*Beguinas: Un grupo de mujeres que, en el medioevo, buscaron amar a Dios y servir a los pobres mediante una vía alternativa al monasterio y al matrimonio. Esta comunidad femenina vivió el “Ve ydiles” en la armonía de la oración, el estudio y el trabajo; en este ejercicio pudieron tomar la palabra, la predicación y tener voz a través de la escritura.
Pero… tanta autonomía como la tuya María Magdalena, terminó por incomodar a los clérigos de la época que terminaron por acusarlas de herejes, debido a su forma de vida en medio del mundo, su independencia religiosa en la que no requerían de un ministro ordenado para el encuentro con Dios, su autoridad y libertad interior, fundamentada en la experiencia de Dios en primera persona, y finalmente la lectura, estudio y explicación de la Sagrada Escritura que ellas desarrollaban en lengua vernácula. Con todo, su legado queda en la historia como mujeres de avanzada que bien podrían llamarse el primer movimiento femenino laical de la Iglesia.
*Mujeres en el Concilio Vaticano II: La irrupción de 23 mujeres (10 religiosas y 13 laicas) en el Concilio Vaticano II, se da tras la pregunta hecha por el cardenal Léon-Joseph Suenens frente a 2.500 padres conciliares: ¿dónde está la otra mitad de la Iglesia? Estas mujeres fueron llegando y con su presencia incomodaron la estructura clerical, así como tú, María Magdalena, que quién sabe cuántas veces incomodarías con tu activa participación a los varones del grupo de seguidores de Jesús. Este grupo femenino no tuvo voz en el aula conciliar, pero su oído conectado al corazón como el de las mujeres del Evangelio estuvo despierto para escuchar y luego en los espacios informales pronunciar ese “Ve y diles”que poco a poco fue calando en algunos documentos conciliares.
*Mujeres en el hoy de la historia eclesial: El Sínodo de la Sinodalidad, alentado por el Papa Francisco, como hito histórico, otorgó voz y voto a 54 mujeres en medio de una asamblea de alrededor de 364 miembros. Un hecho que resulta inédito y al mismo tiempo inquietante, que en pleno siglo XXI, apenas se estén dando estos pasos en la búsqueda de una participación igualitaria de las mujeres en la toma de decisiones de la Iglesia, cuando tú, querida Magdalena junto a otras mujeres tuvieron la voz autorizada por Jesús en anunciar el gran misterio de la Resurrección.
Más allá del ámbito estrictamente de estructura eclesial, María Magdalena te reconozco cotidianamente en las mujeres que luchan por su dignidad, en las abuelas que transmiten la fe en sus familias, en las madres solteras y cabeza de hogar, en las manos que cultivan y amasan la Esperanza para sus hijos e hijas, en las madres buscadoras que alumbran Resurrección para sus familiares desaparecidos, en las mujeres migrantes, en las misioneras y catequistas inmersas en realidades incómodas y desafiantes… Te honro en las ancestras y en el tejido multicolor femenino que se resiste a la invisibilización y marginación, en quienes el mandato misionero del “Ve y diles” dirigido por Jesús a ti María Magdalena continúa constituyendo una deuda histórica en la Iglesia.
Luz Milena López Jiménez. FMA (Colombia)