#retopascual2024 La locura de las Miróforas

| Silvia Rodríguez de Chiappero
-¡Estas mujeres están locas!
-¡Pero qué disparate!
-¿A quién se le ocurre tamaña tontería?
-Esto es absurdo…
-¿¡Jesús resucitado!?
Posiblemente, estas y otras muchas expresiones habrán manifestado los discípulos cuando las miróforas, ¡alborozadas!, volvieron del sepulcro anunciando que Jesús había resucitado, según leemos en Lucas 24:11.
Me pregunto qué habrán sentido las mujeres ante la reacción de los discípulos. ¿Vergüenza? ¿Perplejidad? ¿Decepción? ¿Temor?
Temor. Sí, quizá sintieron ese temor ancestral a ser consideradas locas o histéricas que las mujeres cargamos sobre nuestras espaldas emocionales. (Es probable, por qué no, que el helenismo haya traído a Palestina las ideas “ginecológicas” de Platón e Hipócrates y que éstas se hayan arraigado en la sociedad patriarcal del oriente medio).
También me surgen estos interrogantes: ¿Por qué los varones desconfiaron de la cordura de las mujeres? ¿Qué motivos los impulsaba a invalidar sus dichos? ¿Qué cosa se estaban resistiendo a admitir? Acaso, les avergonzaba reconocer que -por su falta de lealtad y valor- se perdieron la primicia…
Cualquiera que haya sido razón de la sospecha, hoy sabemos que todos y todas estaban tan tristes y atemorizados por la terrible muerte del Señor, que su entendimiento estaba velado y, como los disculpa Juan: “aún no habían entendido las Escrituras” (20:9). La diferencia entre los hermanos y las miróforas radicó en que ellas enfrentaron sus temores y el peligro a ser descubiertas: éstas, fueron al sepulcro a cumplir amorosamente con el rito funerario, a pesar de todo; aquéllos, por precaución, permanecieron encerrados en la casa.
La osadía de estas mujeres tuvo una recompensa extraordinaria: ¡vieron al Resucitado! Y esto las convirtió en testigos y portadoras de la noticia más extraordinaria de la historia humana y de la redención.
Abba,
¡Gracias por el ejemplo tierno y valiente de nuestras hermanas miróforas!
Te rogamos que nos infundas esa misma fidelidad que las impulsó a dejar de lado la prudencia y timidez.
Permite que seamos mujeres comprometidas en el servicio a tu Reino y al prójimo por amor.
Danos la sabiduría necesaria para discernir tus tiempos y voluntad, de manera que podamos realizar las buenas obras que tú has planeado para nosotras.
Concédenos que podamos experimentar en y proclamar con nuestras vidas, cada día, la maravilla de haber resucitado con Cristo.
En el Nombre de Jesús.
Amén y amén.
Silvia Rodríguez de Chiappero
Santa Fe, Argentina
1 de abril de 2024
Nota: La imagen es de www.pinterest.es No cita al autor.