#retopascual2024 La locura de las Miróforas

La locura de las Miróforas
La locura de las Miróforas

-¡Estas mujeres están locas!

-¡Pero qué disparate!

-¿A quién se le ocurre tamaña tontería?

-Esto es absurdo…

-¿¡Jesús resucitado!?

Posiblemente, estas y otras muchas expresiones habrán manifestado los discípulos cuando las miróforas, ¡alborozadas!, volvieron del sepulcro anunciando que Jesús había resucitado, según leemos en Lucas 24:11.

Me pregunto qué habrán sentido las mujeres ante la reacción de los discípulos. ¿Vergüenza? ¿Perplejidad? ¿Decepción? ¿Temor?

Temor. Sí, quizá sintieron ese temor ancestral a ser consideradas locas o histéricas que las mujeres cargamos sobre nuestras espaldas emocionales. (Es probable, por qué no, que el helenismo haya traído a Palestina las ideas “ginecológicas” de Platón e Hipócrates y que éstas se hayan arraigado en la sociedad patriarcal del oriente medio).

También me surgen estos interrogantes: ¿Por qué los varones desconfiaron de la cordura de las mujeres? ¿Qué motivos los impulsaba a invalidar sus dichos? ¿Qué cosa se estaban resistiendo a admitir? Acaso, les avergonzaba reconocer que -por su falta de lealtad y valor- se perdieron la primicia…

Cualquiera que haya sido razón de la sospecha, hoy sabemos que todos y todas estaban tan tristes y atemorizados por la terrible muerte del Señor, que su entendimiento estaba velado y, como los disculpa Juan: “aún no habían entendido las Escrituras” (20:9). La diferencia entre los hermanos y las miróforas radicó en que ellas enfrentaron sus temores y el peligro a ser descubiertas: éstas, fueron al sepulcro a cumplir amorosamente con el rito funerario, a pesar de todo; aquéllos, por precaución, permanecieron encerrados en la casa.

La osadía de estas mujeres tuvo una recompensa extraordinaria: ¡vieron al Resucitado! Y esto las convirtió en testigos y portadoras de la noticia más extraordinaria de la historia humana y de la redención.

Abba,

¡Gracias por el ejemplo  tierno y valiente de nuestras hermanas miróforas!

Te rogamos que nos infundas esa misma fidelidad que las impulsó a dejar de lado la prudencia y timidez.

Permite que seamos mujeres comprometidas en el servicio a tu Reino y al prójimo por amor.

Danos la sabiduría necesaria para discernir tus tiempos y voluntad, de manera que podamos realizar las buenas obras que tú has planeado para nosotras.

Concédenos que podamos experimentar en y proclamar con nuestras vidas, cada día, la maravilla de haber resucitado con Cristo.

En el Nombre de Jesús.

Amén y amén.

Silvia Rodríguez de Chiappero

Santa Fe, Argentina

1 de abril de 2024

Nota: La imagen es de www.pinterest.es No cita al autor.

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