¿De verdad dichosos y felices?
Quizá habría que preguntarles a ellos si están o no de acuerdo con estas afirmaciones de Jesús porque mucho se ha debatido desde antaño sobre estas palabras y su sentido.
¿Hay alguien en este mundo que de verdad quiera ser pobre?, que se lo pregunten a nuestros hermanos que huyen de sus países a consecuencia del hambre o la guerra sin importarles vivir o morir por el camino porque ya no tienen nada que perder…
Si unos son pobres, está claro que es porque otros se han enriquecido a su costa, aquí creo que estamos todos de acuerdo. Pero no solo eso, sino que al no permitírseles el acceso a la cultura, creen lo que nosotros queremos que crean, porque recordemos que la pobreza no es solo material, existen muchos tipos de pobreza y lo que se les hace creer es que “tienes que sufrir para poder alcanzar el reino de los cielos”. Cuantas veces no habremos oído ante la muerte o enfermedad: “Dios así lo ha querido”. Es como si Él quisiera el sufrimiento de sus hijos a cambio de estar con Él.
Esto es algo que aún hoy, en pleno siglo XXI, se sigue escuchando. Jesús los llamó felices porque son ellos quienes sufren el peso de las injusticias de un mundo gobernado por el dios mamón, pero quienes acompañan estas luchas de los más empobrecidos, junto a ellos, no desde, sosteniéndoles, a la sombra de una sociedad que decide lo que vales por lo que tienes. Verdaderamente ellos son los únicos felices, los que comparten su tiempo, porque son esa luz que los guía hacia la verdadera liberación.