El cardenal hondureño entrará a formar parte del “equipo” del Papa Maradiaga, futuro prefecto del nuevo dicasterio Justicia y Caridad

(José Manuel Vidal).- Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga es amigo del Papa y uno de sus hombres de máxima confianza. Y Francisco quiere más a su lado todavía al arzobispo de Tegucigalpa, para encomendarle la dirección del nuevo dicasterio de 'Justicia y Caridad'. El purpurado hondureño no puede negarse a la petición papal, consciente de que el carro de la reforma de la Curia lo necesita en Roma.

El anuncio de su nombramiento se haría en el momento en que se apruebe la profunda remodelación de la Curia, que está programando el Papa con el Consejo de cardenales (G9). Según este plan de reforma de la maquinaria vaticana, que adelantó Religión Digital, los diferentes Consejos Pontificios quedarán subsumidos y aglutinados en dos nuevos dicasterios. Uno para los Laicos y otro, para 'Justicia y Caridad'. Dos dicasterios que el propio Maradiaga da ya "por seguros" en el nuevo gobierno central de la Iglesia.

Coordinador del C9 y uno de sus máximos puntales, junto al cardenal alemán Reinhard Marx, el purpurado hondureño encaja como un guante en el nuevo dicasterio, que aglutinaría las competencias de los Pontificios consejos Cor Unum, Justicia y Paz, Migrantes y Agentes sanitarios.

Maradiaga reúne todas las condiciones para ser el nuevo "ministro de asuntos sociales" del Papa Francisco. Este salesiano de 72 años destaca por su espiritualidad encarnada o por su denuncia social, que viene ejerciendo en su país y fuera de él desde hace muchos años.

De hecho fue elegido presidente de Cáritas Internacional en 2007 y reelegido el 25 de mayo de 2011. Dejará la presidencia de la 'joya de la corona' caritativa de la Iglesia en 2015 y, por lo tanto, quedará más libre para poder asumir nuevas responsabilidades en el Vaticano.

Como presidente de Cáritas y como cardenal desde 2001, ha viajado por todo el mundo, defendiendo siempre la dignidad de los más pobres, con una rara habilidad para conjugar en sus declaraciones modernidad y tradición. Siempre con la doctrina social de la Iglesia por bandera, el purpurado centroamericano lleva años fustigando al narcotráfico y a la corrupción (tuvo que viajar con escolta durante mucho tiempo) y suele decir que "la pobreza y la injusticia son las verdaderas armas de destrucción masiva".

Ha sido papable en los últimos cónclaves y conoce a la perfección, desde su puesto en el G9, los mecanismos de la Curia romana. Austero, sencillo y afable es un miembro nato de la escuela y del estilo de Francisco que, con su incorporación a la Curia, añade un peón más a su equipo.

En efecto, ante las crecientes resistencias que la primavera de Francisco está encontrando entre los curiales, Bergoglio tiene que rodearse en Roma de purpurados afines, que compartan su sueño reformista y le ayuden a plasmarlo en la realidad. Maradiaga será el "rostro" social de la "iglesia hospital de campaña" que quiere el Papa.

A sus 72 años, el ascenso al nuevo dicasterio de Justicia y Caridad es, asimismo, un premio a la valía, a la valentía, a la fidelidad y a la capacidad de denuncia profética del cardenal Maradiaga. Denuncia que hacía incluso en tiempos en los que pocos purpurados se asomaban a la sensibilidad más social de la Iglesia.

Maradiaga será, pues, uno de los 12 de Francisco, los prefectos de los 12 dicasterios a los que quedará reducido el aparato central de la Iglesia. Porque, como dice el propio cardenal hondureño, "la Curia dejará de ser la 'corte papal' o el súper-gobierno centralizado de la Iglesia, para convertirse en una estructura ágil de servicio al ministerio del Papa". Con el salesiano en uno de los puestos de servicio más visibles.

El cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga nació el 29 de diciembre de 1942 en Tegucigalpa y fue ordenado sacerdote salesiano el 28 de junio de 1970. Es doctor en Teología por la Universidad Pontifica Laterana de Roma y diplomado en Psicología y Psicoterapia clínicas por la Universidad Leopold Franz  de Innsbruck. Enseñó química, física y música en varios colegios salesianos en El Salvador, Honduras y Guatemala, y fue profesor de Teología moral y Eclesiología en el Instituto Teológico Salesiano de Guatemala, así como rector del Instituto Filosófico Salesiano en ese mismo país.

El 28 de octubre de 1978, fue nombrado obispo titular de Pudentiana y auxiliar de  Tegucigalpa. Fue promovido a arzobispo de Tegucigalpa el 8 de enero de 1993. Entre 1995 y 1999 fue presidente del CELAM. Fue creado cardenal por el Papa Juan Pablo II en el consistorio del 21 de febrero de 2001. Francisco lo nombró coordinador del C9 o consejo de cardenales.

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