Un viaje a las fuentes de la fe Los papas en Turquía, tierra de Concilios

Pablo VI en Turquía
Pablo VI en Turquía

El primer viaje apostólico del Papa León XIV, a Turquía del 27 al 30 de noviembre y luego al Líbano del 30 de noviembre al 2 de diciembre, sigue las huellas de sus predecesores

Pablo VI visitó este país en 1967, Juan Pablo II en 1979, Benedicto XVI en 2006 y Francisco en 2014

(Vatican News).- El de Turquía es un viaje a las fuentes de la fe, entre las raíces del cristianismo. El papa León XIV es el quinto Pontífice en visitar este país. El primer viaje apostólico de su Pontificado, que incluye también el Líbano, se inicia de hecho en Turquía, del 27 al 30 de noviembre, con motivo del 1700 aniversario del Primer Concilio de Nicea que, después de diecisiete siglos, sigue siendo actual. El objetivo es promover la fraternidad y el diálogo entre Oriente y Occidente.

El Pontífice realiza el deseo del papa Francisco de celebrar el aniversario del histórico evento eclesial convocado por el emperador romano Constantino en el 325 d.C. En la bula de convocatoria del Jubileo, Spes non confundit, Francisco subraya que el Concilio de Nicea "marcó un hito en la historia de la Iglesia" y representa también una "invitación a todas las Iglesias y comunidades eclesiales a seguir avanzando en el camino hacia la unidad visible".

Creemos. Crecemos. Contigo

En Nicea se definió el Credo, la profesión de fe cristiana. Esta oración marca también uno de los momentos centrales del viaje apostólico de León XIV: el encuentro ecuménico en las cercanías de las excavaciones arqueológicas de la Basílica de San Neófito en la ciudad de İznik, la antigua Nicea, a unos cien kilómetros de Estambul.

El viaje apostólico de Pablo VI en 1967

El primer viaje apostólico a Turquía fue realizado por el papa Pablo VI. Esta visita histórica, que tuvo lugar el 25 y 26 de julio de 1967, se desarrolló en una tierra que sirve de puente entre Europa y Asia.

En el período previo a la llegada del Papa Montini, la expectación era palpable. En Estambul, la antigua Constantinopla y gran metrópolis de Oriente, donde se escribieron páginas ilustres en la historia del cristianismo, la comunidad local se preparaba para el encuentro con el obispo de Roma.

A pesar del terremoto que sacudió el país el 22 de julio de ese año, las iglesias estaban repletas de fieles. Fueron días en los que católicos y otros cristianos, que se encontraban en lugares de vacaciones, regresaron a Estambul, Éfeso y Esmirna. Querían estar presentes, escribió L'Osservatore Romano en la crónica que precedió a la llegada del Papa Montini a Turquía, en el gran acontecimiento.

Un momento del viaje apostólico en 1967

El abrazo con el Patriarca Atenágoras

Una de las primeras instantáneas, tras el aterrizaje en el aeropuerto de Yeşilköy —que en 1980 sería rebautizado en honor al primer presidente turco, Mustafa Kemal Atatürk—, fue el abrazo fraterno entre el Pontífice y el Patriarca Ecuménico Atenágoras, quienes ya se habían encontrado, por primera vez, en Jerusalén en 1964.

Eran imágenes imborrables acompañadas por las palabras contenidas en la carta del papa Montini dirigida "al amadísimo hermano" Atenágoras. En este documento, Pablo VI expresaba "el ardiente deseo de ver realizada la oración del Señor: 'que ellos sean uno como nosotros lo somos'".

"Este deseo", escribía el Papa Montini, "anima una resuelta voluntad de hacer todo lo posible para acercar el día en que se restablezca la plena comunión entre la Iglesia de Occidente y la Iglesia de Oriente".

En la ceremonia de bienvenida, Pablo VI, dirigiéndose al entonces jefe de Estado, Cevdet Sunay, subrayó además que la visita a Turquía también quería ser "un testimonio de la amistad y la estima que la Iglesia Católica siente por el pueblo turco".

Comprender la profunda unidad

Uno de los eventos centrales tuvo como telón de fondo la iglesia patriarcal ortodoxa de San Jorge en El Fanar. Aquí Pablo VI fue recibido por el Patriarca Atenágoras. Sus palabras son una exhortación también para hoy.

«A la luz de nuestro amor por Cristo y en nuestro amor fraternal unos hacia otros, estamos descubriendo cada vez más la identidad profunda de nuestra fe, mientras que los puntos en los que aún estamos en desacuerdo no deben impedirnos comprender esta profunda unidad».

El patriarca Atenágoras sostuvo además que el objetivo es «unir lo que está dividido, con acciones eclesiásticas recíprocas, siempre que sea posible, afirmando los puntos comunes de fe y de gobierno».

La acogida de Benedicto XV

También el 25 de julio tuvo lugar otro evento muy esperado. El escenario fue la catedral católica del Espíritu Santo en Estambul. En el patio de esta iglesia se puede ver una estatua dedicada a un Papa y debajo del monumento se puede leer la inscripción: «Al gran Pontífice de la trágica hora mundial Benedicto XV, benefactor de los pueblos sin distinción de nacionalidad y religión, en señal de agradecimiento, Oriente (1914-1919)».

El discurso del papa Montini dirigido a obispos, sacerdotes, religiosos y fieles comenzaba precisamente con este énfasis. «No nos sentimos extranjeros en esta iglesia —manifestó Pablo VI—, donde sentimos que seguimos las huellas de nuestros predecesores. ¿No fue Benedicto XV quien nos recibió hace poco a la entrada? Benedicto XV, cuya estatua se erige para recordar a las generaciones posteriores el gran corazón de este magnánimo pontífice, que sufrió profundamente el dolor de la Primera Guerra Mundial».

Una peregrinación al alba del Año de la Fe

Otro momento crucial del viaje apostólico de 1967 fue la Misa, celebrada el 26 de julio, en la iglesia de San Antonio en Estambul.

En la homilía, Pablo VI recordó la figura de otro Pontífice: el Papa Juan XXIII, quien, más de veinte años antes de su elección al trono de Pedro, fue nombrado delegado apostólico en Turquía y Grecia. Fue un período, el de los años treinta del siglo XX, en el que la Iglesia Católica estaba presente de muchas maneras en la joven república turca, nacida en 1923. La misión del entonces monseñor Angelo Giuseppe Roncalli en Turquía se caracterizó por su ministerio hacia los católicos y por el diálogo con el mundo ortodoxo y musulmán.

Pablo VI, en la iglesia de San Antonio, lo recordó con estas palabras:

Esta iglesia "era la predilecta del Papa Juan XXIII, quien, cuando cumplía aquí el servicio de la Sede Apostólica como delegado apostólico". "Su recuerdo", añadió Pablo VI en aquella ocasión, "es, también aquí, imperecedero".

Pablo VI también subrayó que el viaje apostólico a Turquía se realizaba en 1967, "al alba del Año de la Fe, en la veneración de lugares que con toda razón deben considerarse privilegiados, por los monumentos de fe que encierran, y por el significado que revisten".

Un viaje en el corazón del Papa

Tras la Misa en la Iglesia de San Antonio, la jornada del 26 de julio prosiguió con la partida desde Estambul y los encuentros con los fieles de Éfeso y Esmirna, lugares de Asia Menor donde están impresas –como subraya Pablo VI– “las grandes memorias cristianas”.

En la ceremonia de despedida de Turquía, el papa Montini evocó algunos momentos del viaje apostólico y luego pronunció estas palabras: “todo esto lo llevamos en el corazón”.

Llegó el momento de emprender el camino de regreso y, mientras tanto, en Roma, una multitud imponente lo esperaba en las terrazas y explanadas del Aeropuerto de Fiumicino. Todos querían saludar al Papa.

El viaje apostólico de Juan Pablo II en 1979

Siguiendo las huellas de Pablo VI, Juan Pablo II viajó a Turquía en 1979.

“Voy a esta Nación —afirmó el Pontífice polaco a su partida— para continuar con renovado interés el esfuerzo hacia la unidad de todos los cristianos, según una de las finalidades preeminentes del Concilio Vaticano II".

El papa Wojtyła comenzó su peregrinación ecuménica en Ankara. “Es una gran alegría para mí, sucesor de Pedro —dijo a la comunidad católica de esa ciudad—, dirigirme hoy a ustedes con las mismas palabras que San Pedro dirigía hace diecinueve siglos a los cristianos que se encontraban entonces, como hoy, en pequeña minoría en estas tierras”.

Los encuentros con el Patriarca de Constantinopla, Dimitrios, y con el Patriarca armenio, Shnorhk Kalustian, precedieron el abrazo a la comunidad armenio-católica de Estambul. A esta porción del pueblo de Dios les indicó una misión especial: “Ustedes están llamados más que otros a ser los artífices de la unidad”.

Juan Pablo II en Turquía en 1979.

En la tierra de los Concilios

Los puntos esenciales de la fe encontraron su formulación dogmática en los Concilios Ecuménicos que se celebraron en Estambul, o en ciudades cercanas, incluidas Nicea y Éfeso. Esto es lo que recordó el Papa Juan Pablo II en la homilía durante la santa misa en la catedral del Espíritu Santo.

"¿Cómo no evocar con emoción -afirmó el Pontífice- a los Padres de la Iglesia en Oriente, Pastores y Doctores, que han nacido en esta región o que han ejercido en ella un apostolado incomparable, dejándonos luminosos escritos que son hoy alimento y punto de referencia para toda la Iglesia, tanto en Occidente como en Oriente?".

Al día siguiente, el 30 de noviembre de 1979, Juan Pablo II se encontró en primer lugar con la comunidad polaca. Se trata de una colonia no muy numerosa: "Vosotros sois herederos -decía el Santo Padre- de esos polacos que, hace más de 100 años, dieron comienzo a este oasis polaco en el Bósforo".

Bajo el manto de María 

Uno de los últimos momentos de la peregrinación apostólica de Juan Pablo II en Turquía es la Misa en Éfeso.

En la homilía, el Pontífice encomendó a la Madre de Dios los destinos de la Iglesia. Y recuerda el camino hacia la plena unidad de todos los cristianos:

“Bajo su mirada materna estamos prontos a reconocer nuestras recíprocas culpas, nuestros egoísmos, nuestras morosidades: Ella ha engendrado un Hijo único, nosotros por desgracia se lo presentamos dividido”, dijo el Papa. “Confiamos a María el sincero propósito de no descansar hasta que se llegue felizmente a la meta".

Apostolicidad y unidad

El viaje a Turquía —sostuvo Juan Pablo II al concluir la peregrinación tras aterrizar en el aeropuerto de Fiumicino— está marcado por dos “notas” peculiares.

"Con el corazón todavía invadido por intensas emociones y trayendo en el alma imágenes inolvidables de lugares que hacen tan queridos tradiciones venerandas, piso de nuevo la tierra italiana.

Estoy agradecido al Señor por la asistencia que me ha concedido también en esta peregrinación, que se ha desarrollado con el distintivo de dos "notas" peculiares de la Iglesia, la de la apostolicidad y de la unidad".

El viaje de Juan Pablo II testimonia una vez más “la firme voluntad” de un Sucesor de Pedro “de seguir adelante en el camino que conduce a la plena unidad de todos los cristianos”.

Un momento del viaje apostólico de Juan Pablo II en 1979

El viaje apostólico de Benedicto XVI en 2006

En 2006 viajó a Turquía Benedicto XVI quien, al comienzo de su viaje apostólico, deseó ante todo evocar el recuerdo de las “memorables visitas” de Pablo VI y Juan Pablo II.

"Asimismo, declaró al encontrarse con el Cuerpo Diplomático en Ankara, no puedo menos de hacer memoria del papa Benedicto XV, artífice incansable de la paz durante la primera guerra mundial, y del beato Juan XXIII, el Papa "amigo de los turcos", que fue delegado apostólico en Turquía y luego administrador apostólico del vicariato latino de Estambul, dejando a todos el recuerdo de un pastor atento y lleno de caridad, deseoso en especial de encontrarse y conocer a la población turca, de la que era huésped agradecido. Por eso, me alegra estar hoy aquí como huésped de Turquía, a la que he llegado como amigo y apóstol del diálogo y de la paz.

Paz para todos los pueblos

El 29 de noviembre de 2006, Benedicto XVI presidió la celebración eucarística en el Santuario Mariano Nacional de Meryem Ana Evì en Éfeso e invocó la paz para Tierra Santa y para el mundo entero.

"Confortados por la palabra de Dios, desde aquí, desde Éfeso, ciudad bendecida por la presencia de María santísima —que, como sabemos, es amada y venerada también por los musulmanes—, elevamos al Señor una oración especial por la paz entre los pueblos.

Desde este extremo de la península de Anatolia, puente natural entre continentes, invocamos paz y reconciliación ante todo para quienes viven en la Tierra que llamamos "santa", y que así es considerada  por los cristianos, los judíos y los musulmanes:  es la tierra de Abraham, de Isaac y de Jacob, destinada a albergar un pueblo que llegara a ser bendición para todas las naciones (cf. Gn 12, 1-3).

¡Paz para toda la humanidad!"

Benedicto XVI en Turquía en 2006

El encuentro con el Patriarca Bartolomé I

El 30 de noviembre de 2006 fue el día de la fiesta de San Andrés Apóstol y del encuentro entre el papa Benedicto XVI y el Patriarca Ecuménico Bartolomé I.

"Damos gracias al Autor de todo bien -establece la Declaración Común- por habernos permitido expresar una vez más, en la oración y el diálogo, la alegría de sentirnos hermanos y renovar nuestro compromiso con vistas a la comunión plena". 

Estas palabras se entrelazan con el abrazo del papa Pablo VI con el Patriarca Atenágoras. Posteriormente, en la Iglesia Patriarcal de San Jorge en El Fanar,Benedicto XVI enfatizó que "las divisiones existentes entre los cristianos son motivo de escándalo para el mundo y constituyen un obstáculo para el anuncio del Evangelio".

Avanzar en el camino hacia la unidad

La visita de oración al Patriarcado Armenio Apostólico y el encuentro con el Patriarca Mesrob II precedieron el momento conclusivo del viaje apostólico de Benedicto XVI a Turquía: la celebración eucarística en la catedral del Espíritu Santo en Estambul.

Hace veintisiete años, en esta misma catedral, mi predecesor el siervo de Dios Juan Pablo II expresó su deseo de que el alba del nuevo milenio "se encuentre con una Iglesia que ha hallado su plena unidad, para testimoniar mejor, en medio de las tensiones exacerbadas de este mundo, el amor trascendente de Dios, manifestado en su Hijo Jesucristo" (Homilía en la catedral del Espíritu Santo, en Estambul, 29 de noviembre de 1979, n. 5:  L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 9 de diciembre de 1979, p. 11). 

Este deseo, remarcó Benedicto XVI, aún no se ha realizado. "Pero sigue siendo el deseo del Papa, y nos impulsa, como discípulos de Cristo que avanzamos con nuestras dudas y limitaciones por el camino que lleva a la unidad, a actuar incesantemente 'por el bien de todos', situando la perspectiva ecuménica en el primer lugar de nuestras preocupaciones eclesiales. Así viviremos de verdad según el Espíritu del Señor, al servicio de todos". 

El viaje apostólico de Francisco en 2014

Turquía es una encrucijada de encuentro y diálogo. El papa Francisco, durante el viaje apostólico a Turquía en 2014, alabó el compromiso del país con los refugiados y subrayó su vocación como puente entre continentes y pueblos.

"Turquía, por su historia, por su posición geográfica y por la importancia en la región, aseguraba el Obispo de Roma al reunirse con las autoridades, tiene una gran responsabilidad: sus decisiones y su ejemplo tienen un significado especial y pueden ser de gran ayuda para favorecer un encuentro de civilizaciones e identificar vías factibles de paz y de auténtico progreso".

El Pontífice argentino remarcó luego que "la libertad religiosa y la libertad de expresión, efectivamente garantizadas para todos, impulsará el florecimiento de la amistad, convirtiéndose en un signo elocuente de paz".

Un momento del viaje apostólico de Francisco a Turquía en 2014

El Espíritu Santo y la unidad de la Iglesia

El 29 de noviembre, la llegada a Estambul del papa Francisco —con las visitas a la mezquita Sultan Ahmet (la célebre Mezquita Azul), a Santa Sofía, y el saludo de la comunidad católica en el pequeño jardín de la delegación apostólica— abrieron la parte ecuménica del viaje apostólico.

Una de las imágenes más significativas es la de Francisco descalzo, con las manos juntas, que se detiene por largos instantes en adoración silenciosa junto al gran muftí en la mezquita.

La escena se trasladó luego a la Catedral Católica del Espíritu Santo para la Misa. En la homilía, Francisco recordó el “principio armonizador” para realizar la unidad entre los creyentes.

El Espíritu Santo hace la unidad de la Iglesia: unidad en la fe, unidad en la caridad, unidad en la cohesión interior. La Iglesia y las Iglesias están llamadas a dejarse guiar por el Espíritu Santo, adoptando una actitud de apertura, docilidad y obediencia. Es él el que armoniza la Iglesia. Me viene a la mente aquella bella palabra de san Basilio, el Grande: «Ipse harmonia est», él mismo es la armonia.

La jornada del 29 de noviembre de 2014 concluyó con la oración ecuménica en la iglesia patriarcal de San Jorge. El Papa le pidió un favor al Patriarca Bartolomé I: “que me bendiga a mí y a la Iglesia de Roma”.

El 30 de noviembre fue el día de la firma de la Declaración Conjunta. El papa Francisco y el Patriarca Ecuménico Bartolomé I expresaron la sincera y firme intención de intensificar los esfuerzos "para promover la plena unidad de todos los cristianos, y sobre todo entre católicos y ortodoxos".

La última instantánea del viaje de Francisco a Turquía fue el abrazo con los jóvenes refugiados. Provenían de Turquía, Siria, Irak, y varios países de Oriente Medio y África. Su difícil situación, subrayó el Pontífice latinoamericano, "es la triste consecuencia de conflictos exasperados y de la guerra, que siempre es un mal y nunca es la solución de los problemas, sino que más bien crea otros".

Los pasos de los Papas y Turquía

Turquía está en el corazón de los Pontífices. Pablo VI viajó a este país poco más de 4 años después de su elección al solio de Pedro. Juan Pablo II visitó Turquía un año después de ser elegido Pontífice. También para Benedicto XVI y Francisco, el viaje apostólico a Turquía no estuvo distante de la fecha de su elección.

Mirando la historia, parece que los Papas, después de su elección, quieren enseguida abrazar y besar esta tierra. Ahora el pueblo turco espera a León XIV. El primer viaje apostólico de su Pontificado comienza en esta región del mundo, donde páginas imborrables del cristianismo iluminan caminos ya trazados y aún por completar.

Los de León XIV son pasos nuevos que se añaden en el espíritu del concilio de Nicea. Pasos que dará con el hermano Bartolomé I, siguiendo las huellas de Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, y también de Benedicto XV y Juan XXIII.

Los Papas abrazan Turquía, tierra ligada de modo indisoluble a los orígenes y a la historia de la Iglesia. Los pasos de los Pontífices se suman a los del apóstol de las gentes, San Pablo, que era un judío de Tarso, en la actual Turquía.

León XIV, en esta tierra de Concilios, que tuvo un papel primario en los albores del cristianismo, renueva la misión de Pedro en la recta final del Año Santo de la Esperanza, que se proyecta hacia la Luz de la Navidad.


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