Día de los Niños Víctimas, peregrinación de Meter a la Puerta Santa Por primera vez, supervivientes de abusos cruzan la Puerta Santa

La asociación fundada por Don Fortunato Di Noto celebró su 29ª cita anual acompañando a algunos supervivientes de abusos a la Basílica de San Pedro
La liturgia, la oración, el paseo compartido serán también una forma de denuncia. Porque los abusos no son un fenómeno aislado, sino un delito
El testimonio de un hombre: "Es importante tener un camino de fe detrás, de lo contrario no se logra hacerlo solo"
El testimonio de un hombre: "Es importante tener un camino de fe detrás, de lo contrario no se logra hacerlo solo"
| Guglielmo Gallone
(Vatican News).- Es difícil contar el momento en que un dolor encuentra el coraje para abrirse camino. Sobre todo, cuando se trata de heridas que no hacen ruido, sino que permanecen en silencio durante años, cavando profundamente en el cuerpo y en el alma. Sin embargo, cuando una comunidad se hace portadora de este proceso, puede convertirse en una casa común capaz de acoger, custodiar y acompañar incluso el paso de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro por parte de algunos supervivientes de abusos. Esto es lo que ocurrió el sábado 3 de mayo, con ocasión de la XXIX Jornada de los Niños Víctimas, promovida por la asociación Meter, fundada por Don Fortunato Di Noto, que organizó la peregrinación a Roma.
Nadie se salva solo
Una cita que cada año apoya y se centra en aquellos que, en la vida, lo han empezado todo cuesta arriba. Es también la primera vez que una asociación, con un grupo de supervivientes de abusos -incluidos casos dentro de la Iglesia-, hace este gesto. Y es una elección poderosa hacerlo en el marco del Jubileo, donde la esperanza nunca es huida, sino resiliencia. Sobre todo, porque "ciertas heridas permanecen para siempre", dice don Fortunato a los medios vaticanos, y porque "el abuso es siempre devastador", continúa el fundador de Meter, citando al Papa Francisco, que definió el abuso como un "asesinato psicológico en el que se destruye a la persona".

Y, sin embargo, "si hay alguien que escucha, protege y acompaña, como en el caso de nuestra asociación, entonces esas heridas pueden convertirse en resquicios de luz". Aquí surge entonces la fuerza del paso de la Puerta Santa, que se convierte así en el signo de un camino con nombre y rostro, hecho de cercanía, escucha, apoyo jurídico y psicológico, espiritualidad, confrontación. De presencia constante. "Uno de nuestros salvados -dice don Fortunato, utilizando el término con el que llama a los supervivientes- siempre repite: yo no me salvé solo".
El testimonio
Y es precisamente este camino de salvación el que cuenta a los medios vaticanos un hombre, ahora de unos 40 años, que sobrevivió a los abusos. "Vengo de una familia que vivió una historia de separación entre mis padres. En ese momento intervino una figura, un religioso, que debía ser una referencia para mí. En cambio, esta persona, de alguna manera, hizo una intervención en mi vida que no debía hacer. Este abuso, que empezó cuando tenía 14 años, me afectó y continuó hasta que, hacia los 19-20 años, conseguí desprenderme y encontrar la fuerza para cortar este tipo de relación". Pero, ¿cómo se encuentra el valor para conseguir hacer visible lo que aparentemente es invisible para los demás? La respuesta es humilde y espontánea, porque "es importante tener un camino de fe detrás, de lo contrario no puedes hacerlo solo".
Luego también es importante encontrarse con realidades como las de Don Fortunato, que ayudó personalmente a crear rayos de luz y esperanza en este cuerpo devastado. Así, de alguna manera, he conseguido seguir adelante, siempre y sobre todo con la ayuda del Señor y de mi familia, que, gracias a Dios, he conseguido construir.
A pesar de este doloroso camino, las consecuencias de alguna manera también recayeron sobre mis seres queridos, así que los niños nacidos durante estos años también absorbieron de alguna manera el sufrimiento que yo llevaba dentro. Sin embargo, prevaleció la esperanza. Y así lo demuestran aquellos pasos que la asociación Meter dio para cruzar, todos juntos, la Puerta Santa.
"El Papa Francisco fue un importante precursor de este término, la esperanza", continuó el hombre, hablando a los medios de comunicación del Vaticano de forma anónima, "una puerta estupenda que hay que cruzar, debe darme a mí y ciertamente a todos los que, como yo, han sufrido y sufren la confianza, la conciencia de que es posible ir más allá. Porque gracias al Señor existe la posibilidad de ser amados por él y por las personas que nos rodean".
En el marco del Jubileo
Con este espíritu, tras la misa celebrada el sábado por la mañana en la Piazza del Popolo con monseñor Antonio Staglianò, presidente de la Pontificia Academia de Teología, y el paso de la Puerta Santa, el domingo 4 de mayo, voluntarios, familias, grupos de niños y adolescentes se reunieron en la plaza de San Pedro, con camisetas amarillas que simbolizan el sol. La plaza se convertirá en un hogar para los que han sido heridos y en una voz para los que han sido olvidados durante demasiado tiempo. La liturgia, la oración, el paseo compartido serán también una forma de denuncia. Porque los abusos no son un fenómeno aislado, sino un delito.
"La liturgia, la oración, el paseo compartido serán también una forma de denuncia. Porque los abusos no son un fenómeno aislado, sino un delito"

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