(José Ignacio González Faus).-La historia es confusa porque antes de ella la tierra había sido casi arrasada, no se sabe bien si por una guerra atómica o por un desastre ecológico sin precedentes, con lo que se perdió muchísima documentación. Pero el dato incontestable es que, a mitades del siglo XXII, la iglesia católica había aceptado ordenar mujeres al ministerio presbiteral. Y el primero que las ordenó fue un papa que, según unos, se llamaba Pablo y, según otros, Pedro. Sobre esto falta documentación.
Pero lo que sí se sabe es que, por aquellas fechas, una mujer sirofenicia se acercó al papa en un viaje de éste a Palestina. Le fue fácil hacerlo porque, tras el desastre aludido, los papas ya no viajaban como jefes de estado ni envueltos en una legión de guardaespaldas. Era un riesgo serio, pero los papas de aquella época lo habían aceptado para parecerse más a Jesús.
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