(Jesús Bastante).- Tacloban recibió a Francisco a la 1:47 de la madrugada, en medio de una fortísima tormenta tropical con vientos de más de cien kilómetros a la hora y una intensa lluvia, que obligaron al vuelo papal a salir de Manila con 45 minutos de antelación sobre el horario previsto.
La tormenta tropical "Amang", que ya amagó con amargar el aterrizaje de Francisco en Manila el pasado jueves, se ha desatado en toda su crudeza. No obstante, centenares de personas, completamente empapadas -aun con los chubasqueros amarillos preparados por la organización- esperaban al Pontífice a su llegada a Tacloban, zona arrasada el año pasado por otro tifón, "Yolanda" (Haiyán).
En el aeropuerto, el Papa tenía previsto presidir una misa en homenaje a las víctimas. Posteriormente, almorzará, si el tiempo no lo impide, con algunos supervivientes en la residencia del arzobispo de Palo.
El avión papal aterrizó en mitad de la tempestad y el viento. Pese a ello, Francisco no se arredró y, enfundado en el mismo chubasquero amarillo, se montó en el jeep móvil para saludar a los fieles. Mojarse con ellos y festejar la vida. Con ese mismo chubasquero comenzó la celebración de la Eucaristía.
Entretanto, las autoridades vaticanas trabajan con la hipótesis de que la tormenta arrecie y sea imposible regresar esta tarde a Manila. Por ello, se está buscando un posible alojamiento para el Pontífice.
Posteriormente, la Santa Sede informó de que se adelantaban todos los actos, a fin de poder regresar a Manila antes de que la tormenta hiciera imposible cualquier desplazamiento