La general de las calasancias, la víspera de la canonización de su fundador Sacramento Calderón: "Faustino fue un hombre en salida, siempre para aliviar las heridas del ser humano"

(Jesús Bastante).- Sacramento Calderón vive estos días con una profunda alegría, con agradecimiento, y se le nota. La general de las "calasancias", como se conoce a las Hijas de la Divina Pastora, se encuentra en Roma, donde este domingo su fundador, Faustino Míguez, será canonizado.

"Un hombre de Dios, un creyente, un hombre que como buen samaritano se hizo cargo de la realidad necesitada de los hombres y mujeres de su tiempo", así define Calderón al padre Faustino. Un sacerdote "convencido de que la educación es la nueva misión para transformar el mundo y la sociedad".

Estamos a punto de celebrar una gran fiesta para la orden, ¿cómo se preparan?

Estamos contentísimas, con mucho gozo, porque el domingo el Papa Francisco va a canonizar a nuestro fundador, al padre Faustino Míguez de la Encarnación, sacerdote escolapio.

¿Quién fue el padre Faustino Míguez?

Fue sobre todo un hombre de Dios, un creyente, un hombre que como buen samaritano se hizo cargo de la realidad necesitada de los hombres y mujeres de su tiempo. Fue un educador nato, un hombre con alma de educador, convencido de que la educación es la nueva misión para transformar el mundo y la sociedad. Un científico también, tuvo una clara vocación científica, se dedicó al estudio de las plantas medicinales, y creo que su gran aporte en este campo es que puso toda su ciencia al servicio de lo que él llamaba la humanidad doliente. Fruto de esta dimensión científica es el Laboratorio Míguez que durante muchos años que ha elaborado los medicamentos Míguez, que actualmente están en proceso de ser comercializados, respondiendo a las nuevas exigencias del Ministerio de Sanidad.

Le canonizan por lo que fue, por el ejemplo de vida cristiana que llevó, pero también por un milagro.

El milagro para la canonización ha acontecido en una mujer, lo que para nosotros es muy significativo, porque el Padre fue un hombre que se dedicó mucho a la promoción de la mujer, a luchar para que tuviera el lugar que le corresponde en la sociedad. Fue en Verónica, una mujer embarazada de su cuarto embarazo, tuvo una complicación, una preclampsia con estallido hepático, entró en un estado de coma profundo. Hasta el extremo que los médicos le comunicaron ya al marido que la iban a desconectar un sábado porque ya no había solución. Sus dos hijas mayores estaban en nuestro colegio de Divina Pastora de a Florida de Santiago de Chile como alumnas. El papá le pidió a las niñas que quería ir a rezar, las niñas les dijeron que por qué no iban al colegio, ya en el colegio se había pedido y se había orado mucho, porque ella era conocida, catequista en el colegio. Fueron al colegio, rezaron allí al padre Faustino y pidieron la vida de Verónica, eso me impactó mucho. El hecho es que cuando llegaron al hospital, el doctor Troncoso, que también va a participar en la ceremonia de la canonización, al recibirlo le dijo "¿a qué santo te has encomendado?" Porque las constantes vitales de Verónica habían cambiado para mejor, lo que hizo posible que la operaran y viniera toda su recuperación, que aunque fue lenta, pero se recuperó.

¿Cómo explicamos al mundo tan descreído de hoy la existencia del milagro?

Los milagros acontecen cada día. Verónica dice que no nos damos cuenta, pero que despertarnos, disfrutar de la vida, gozar de los demás... ya en sí es un milagro. Yo creo que lo único que necesitamos son ojos abiertos como los que tuvo Faustino Míguez, corazón abierto para descubrir muchos signos que no son posibles desde la realidad humana. Todos tenemos experiencias que decimos que no son de construcción humana. En el caso de Verónica lo que constatamos es que los milagros existen, que sobre todo hace falta la convicción de que alguien con mayúscula puede llegar adonde el hombre, la ciencia, la medicina... no llega. Pero los milagros existen, acontecen, no solo este, sino otros muchos.

¿Cómo va a vivir este domingo?

Con muchísima emoción, con muchísimo agradecimiento, recordando a muchas personas que han trabajado mucho a las que les hubiera gustado vivir este momento y, sobre todo, con un compromiso de seguir haciendo presente el don que nosotras calasancias hemos recibido del padre Faustino, el don del carisma calasancio, del que yo estoy convencida que los hombres, las mujeres, los jóvenes, los niños de hoy tienen mucha necesidad de él.

¿Qué aporta hoy ese carisma en nuestra sociedad, no solo la española, sino en todo el mundo?

Estamos presentes en diez países de cuatro continentes. Esta semilla tan pequeña que nació en Sanlúcar de Barrameda, hoy hace una aportación sencilla, pero significativa y profunda. Estamos presentes en el campo de la educación, en escuelas y casas hogar, en centros de promoción de la mujer, en centros de mujeres discapacitadas a las que se les enseña a desenvolverse en la vida, en el mundo universitario con residencias universitarias. Para decir una palabra: que Dios tiene su preferencia en los sencillos, en los pequeños, en los que a veces no cuentan en la sociedad.

Una visión muy del evangelio y que este Papa está asumiendo como propia.

El Padre Faustino responde muy bien a lo que el Papa nos pide hoy de ser mujeres y hombres en salida. El padre Faustino fue un hombre en salida, siempre hacia el ser humano, y siempre para aliviar la necesidad y las heridas físicas y también morales del ser humano.

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