María estrella de esperanza cierta para el pueblo que peregrina en la tierra.

“María y la Iglesia no se pueden separar. …  Levantemos como Iglesia – hermana gemela de María – nuestra mirada a María. … María es servidora al “indicarles a los hombres su destino eterno,…  iluminar la dignidad del hombre, los derechos del hombre, … defender la dignidad, la libertad, los derechos del hombre, porque sabe que ese hombre no debe ser un juguete en la tierra. …..María se inclina sobre la esperanza de los hombres. …En el mundo que peregrina esa esperanza, que en medio de las persecuciones no se desanime. …   La Iglesia como María sirven a la humanidad sintiendo que en cada hombre y en cada mujer hay un hijo de Dios, un hermano a atender.  … Y esto está haciendo la Iglesia en la tierra, animando a los hombres para que cumplan su deber, para que salgan del pecado, para que sepan vivir la verdadera dignidad de los hijos de Dios.”

15 de agosto (1917) , es la fecha del nacimiento de Monseñor Romero.  Nació bajo la luz de María y su lema “Sentir con la Iglesia” significa también “Sentir con María”.  El Evangelio nos ha conservado la convicción, la esperanza y la fe de María en el canto del Magníficat.  En la cita de la homilía de Monseñor Romero nos llama la atención la frase que dice “María sabe que ese hombre no debe ser juguete en la tierra”.  Ningún hombre, ninguna mujer, ningún/a niño/a, ningún/a adulto/a, nadie debe ser “juguete” de nadie. 

En la humanidad tenemos una triste historia universal de la esclavitud más brutal.  Más cercano recordemos como los invasores actuaban con las poblaciones originarias en nuestro continente.  Hace unos años salió a luz el genocidio de pueblos originarios en Canadá.  Pero aún hoy las personas que tienen alguna forma de poder político y/o económico consideran que las y los demás pueden y deben ser instrumentos (léase: juguetes) en sus manos. Lo vemos en los salarios y pensiones de hambre, en el trato de personal en servicio doméstico, en la humillación constante de trabajadores/as en las maquilas, en  las presencias obligatorias en manifestaciones partidarias / gubernamentales, …  Lo vemos en la indiferencia frente a personas que deben huir y migrar por las amenazas a muerte, o por querer buscar un futuro mejor.  Lo vemos en el tráfico de personas, en el submundo de la droga,….

En la tradición religiosa mariana en nuestro pueblo se ha dado muy poca importancia a la profundidad y seriedad del Magníficat. No es una oración para rezar. No es en primer lugar para cantar. Es una brújula para orientar nuestro caminar y nuestro compromiso.  Ese cántico es la expresión de María como esperanza de la humanidad recordando que cumplamos con nuestro deber de vivir todos y todas como hijos/as de Dios, es decir, como hermanos/as. Esto exige arrancar de raíz la injusticia y la dominación de unos sobre otros.   Esto exige tomar conciencia de donde estamos y que somos llamados a ser constructores del Reino de Dios.  El canto de María es una denuncia profética de la riqueza y del poder que matan a tantas personas y pueblos enteros.  Monseñor habló de la idolatría del poder y de la riqueza. Llamó a quitarse los anillos e invitó a las y los pobres a asumir su responsabilidad histórica de no aceptar la humillación y de luchar organizadamente por la justicia, la verdad, la fraternidad, la solidaridad, la libertad, la misericordia,….  En ciertas épocas históricas los pueblos deben recordar como María expresó su fe en Dios que derriba el trono de los poderosos. 

Monseñor dice que la Iglesia es la hermana gemela de María, la madre de Jesús.  Como María la Iglesia debería seguir diciéndonos: Hagan lo que Él les diga.   Seguir a Jesús no es en primer lugar un asunto religioso, ni de ritos, sino de acciones proféticas y creativas para transformar nuestro mundo.  Hablando con un sacerdote que durante toda su vida ha compartido su casa con migrantes “sin papeles”, me dijo: no podemos cambiar el mundo, pero podemos cambiar el mundo para algunas personas.  Podemos portarnos con otras personas (más pobres, más excluidas, más heridas, más humilladas,..) de tal manera que su vida tenga horizonte de felicidad y esperanza.   Pueden ser signos concretos y pasos pequeños que a lo largo aplanan el camino a andar.  La preocupación de Jesús no era el culto ni la sinagoga, sino el hambre y la salud de su pueblo.  En la oración nocturna y en el encuentro “cara a cara” con hambrientos, sedientos, leprosos, sordos, enfermos,…. encontraba  Jesús la fuerza de su Padre, para dar vida, para ser vida para las y los demás.    Lo mismo vale para nosotros: escuchar el sufrimiento (por las humillaciones y opresiones, explotaciones, por la violencia,..) de otros será nuestra fuente para poder escuchar la voz de Dios.  María, la hermana gemela de la Iglesia, sigue diciéndonos: Hagan lo que Él diga.  No tengamos miedo.  “María[1] estrella de esperanza cierta para el pueblo que peregrina en la tierra

Reflexión revisada para el domingo 18 de agosto de 2024.  (Reflexión escrita originalmente para el domingo 15 de agosto de 2021)    Ese año (2021)  la Iglesia católica no celebró la liturgia del vigésimo domingo del tiempo ordinario, sino la fiesta de la Ascensión de María.   Consultamos la homilía de Monseñor Romero en la liturgia de la “Solemnidad de la Asunción de la Virgen María”, celebrada el 15 de agosto de 1977 .  Homilías Monseñor Oscar A Romero, Toma I, Ciclo C, UCA editores. San Salvador.  página 264-265.

[1] p. 263  en el libro citado abajo.

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