Son los responsables los que tienen que hacerlo.

Pero esta miseria económica – dicen los políticos de nuestra tierra – no se resolverá si no se resuelve primero la crisis política que agobia al país; porque con ella conseguirá, si resuelve su crisis política, confianza y apoyo para enfrentar los demás problemas.  En caso contrario, serán totalmente inútiles y todos los proyectos gubernamentales se convertirán en cantos de sirena”. Me alegro  de que esta realidad coincida con lo que hace tiempo la Iglesia está señalando.  La Iglesia no la va a hacer,  pero señala la urgencia de hacerlo; son los responsables los que tienen que hacerlo.”

Monseñor cita una publicación de la Agencia Periodística Independiente  (API) para dar importancia a la urgencia de resolver la crisis política, lograr confianza y apoyo del pueblo para poder resolver los problemas económicos.    Las elecciones de febrero de 2021 confirmaron la tremenda crisis política en el país: las y los votantes redujeron en la asamblea la presencia de partidos fuertes durante los últimos decenios y abrieron la puerta para que una nueva generación de políticos, un nuevo partido pueda hacer sus aportes en la búsqueda de soluciones para la crisis política.   Se toma unas cuantas decisiones legislativas que no son del agrado de otros partidos, ni de representantes de organizaciones de la llamada sociedad civil (ong’s y otros) en oposición al caminar del gobierno actual; otros cuestionan sobre todo la manera y la metodología del actuar de la Asamblea. Y, aparentemente la crisis se agudiza en vez de avanzar en su solución.   Las elecciones para presidente y la asamblea ,y para los gobiernos municipales (febrero y marzo 2024) cambiaron totalmente el panorama político de El Salvador.  Las y los votantes dieron mayoría absoluta al partido encabezado por el presidente.  El país está ante nuevos retos para resolver la crisis de la confianza política del pueblo, la participación democrática, la transparencia en la gestión pública, etc.

Monseñor Romero dice que no es el papel de la Iglesia resolver la crisis, pero sí “señala la urgencia de hacerlo; son los responsables los que tienen que hacerlo.”  Vale la pena leer y reflexionar bien la carta pastoral del arzobispo actual de San Salvador, y, sobre todo, dejarnos guiar en el quehacer político.    Hace poco leímos en redes sociales “la lucha se da en las calles”. Nos parece que lo fundamental de la lucha política se da más bien en la conciencia política del pueblo salvadoreño.  De nada sirve llevar a la gente en buses a las calles en San Salvador, si no entramos en un nuevo proceso de toma de conciencia política critica constructiva.  Se resuelve la crisis política desde abajo, desde las y los pobres que toman conciencia de su realidad y de su responsabilidad política.  Los Acuerdos de fin de guerra (1992) provocaron una tremenda desmovilización popular y un bajón en la formación política tanto de la generación de la guerra y de la postguerra.  Los  10 años con el FMLN en el poder no cambiaron esa dinámica de desmovilización popular.     

“Los responsables los que tienen que hacerlo.” ¿quiénes son los responsables de la resolver la crisis política?  Nos parece que es en primer lugar el mismo pueblo que debe llegar a tomar conciencia de su necesaria participación democrática y no solo en las elecciones, sino en todo el quehacer político.  No bastan los gritos y las publicaciones de las cabezas de las instancias de la llamada sociedad civil.  No bastan las conferencias de prensa ni las cadenas de radio y TV con exposiciones del presidente, ni los mensajes en X en FB.  No bastan las declaraciones de diputados/as.   Sin la participación activa, crítica y propositiva del pueblo organizado no se podrá resolver ni la crisis política, ni transformar las estructuras económicas de injustica.   De ahí los procesos de educación (tanto desde las escuelas, como desde las iglesias, en cooperativas, sindicatos, en universidades,…  ) y de generación de una nueva conciencia política serán fundamentales.  Las mismas Iglesias no pueden limitarse a comentarios o reflexiones generales sobre los temas del año litúrgico ni a las preocupaciones intraeclesiales.  El Evangelio de Jesús debe ser fermento de transformación de las personas y sus organizaciones.   ¿No tendría que ubicarse ahí lo principal del quehacer de las Iglesias? 

En su cuarta carta pastoral Mons. José Luis Escobar Alas escribe: “Debe ser una educación que personalice a las nuevas generaciones partiendo de un conocimiento profundo de su historia patria que, posibilite el dialogo intergeneracional para enriquecerse con el legado de generaciones pasadas; nutrirse de la visión de las generaciones presentes; y proyecte su misión como la generación encargada de asumir un día el futuro no lejano de su historia. Debe ser una educación crítica que posibilite la reflexión objetiva y desapasionada como medio para superar aquellos elementos que nunca más se deben repetir en su historia (personal) y de nación. Debe: Finalmente capacitar a las nuevas generaciones para el cambio permanente y orgánico que implica el desarrollo... debe permitir a las nuevas generaciones: Ascender de condiciones de vida menos humanas a condiciones más humanas” (138)  Es un trabajo de todos/as.

No tengamos miedo.  En y desde las CEBs tenemos una tremenda responsabilidad histórica. 

Reflexión revisada para el domingo 28 de julio de 2024 (Reflexión original escrita para el domingo 25 de julio de 2021.)   Homilía en la liturgia del 17° domingo del tiempo ordinario -B 29 de julio de 1979.    Homilías Monseñor Oscar A Romero, Toma V, Ciclo B, UCA editores. San Salvador.  página 157-158

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