¿De qué trata realmente el Evangelio?
Solemnidad de Cristo Rey –A - Mt 25,31-46 26 de noviembre de 2023
| Luis Van de Velde
Monseñor Romero titula su homilía [1] “Su reino no tendrá fin", "porque Dios es el fundamento" (parte 1), porque "el amor es la ley del reino" (parte 2), porque "Jesucristo, el rey, es el eterno viviente" (parte 3).
Refiriéndose al evangelio de este domingo, dice “Mateo, organizando su Evangelio, nos ofrece hoy el resumen más bello, lo más esencial del mensaje que Cristo quiere dejar a los hombres. La escena del juicio universal no debemos de confundirla como que si así va a ser al pie de letra. Se trata de una reflexión eclesial para presentar en una forma que gane nuestra fantasía, el mensaje de lo esencial del cristianismo.”
En la segunda parte leemos por segunda vez: “La esencia del mensaje de Cristo está en la página del juicio final, como nos lo presenta hoy San Mateo: “Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber.” No es que San Mateo renuncia a la fe. La fe es el primer impulso del hombre para acercarse a Cristo, pero una fe que no cuaja en el amor práctico, de obras, es una fe muerta. (…) La fe no basta.”
¿Nos hemos preguntado alguna vez de qué trata realmente el Evangelio o qué es lo esencial en el mensaje de Jesús? Después de 2.000 años de cristianismo, también nosotros hemos heredado una gran cantidad de narraciones, hemos oído enseñanzas, hemos recibido preceptos y doctrinas, todo ello en un lenguaje y símbolos que hoy no facilitan la comprensión inmediata de lo que se trata cuando queremos seguir a Jesús, cuando queremos vivir como cristianos. Por cierto, vivimos tiempos en que las viejas estructuras eclesiales gimen. Son tiempos en los que también conocemos las páginas negras de nuestra (también reciente) historia eclesiástica, de modo que también sentimos vergüenza e incluso culpa por ello. Al mismo tiempo, vemos que las parroquias se integran, que los edificios eclesiásticos adquieren otros usos, que no hay muchos jóvenes que asistan a las actividades eclesiásticas normales. ¿De qué se trata realmente en la Iglesia?
Monseñor Romero dice dos veces en esta homilía cuál es la esencia del mensaje de Cristo y, por tanto, de la Iglesia. Si somos bautizados en esa Iglesia, estamos llamados a dar testimonio de ese mensaje y a practicarlo. Así lo leemos en el texto evangélico de este domingo. En primer lugar, nos explica que este texto es una reflexión eclesial sobre el corazón del Evangelio, y ello en un lenguaje figurado que, sin embargo, deja más que claro de qué se trata: "Tuve hambre, sed, ... y me disteis de comer, de beber, ....". Los que entienden las imágenes literalmente pierden el significado. La esencia del mensaje de Jesús es, pues, que quien cree en Él se encuentra con Él "cara a cara" en la gente pobre, en la gente herida. Este texto evangélico nos invita, como primer paso, a mirar a los ojos a la gente "pobre" y a escucharla. En El Salvador aprendimos que siempre hay familias más "pobres" que las nuestras, que viven en más miseria que nosotros. Monseñor Romero lo expresó muy concretamente: el rostro de Cristo nos mira desde el rostro de los "pobres".
“Lo horizontal se hace vertical cuando nuestra caridad la motiva el verdadero amor a Dios. Por eso, cuando despreciamos al pobre, al cortador de café o de caña o de algodón, al campesino que hoy va en caravanas buscando el sustento de todo el año, pensemos hermanos, no lo olvidemos, es el rostro de Cristo. Rostro de Cristo entre costales y canastos de cortador; rostro de Cristo entre torturas y maltratos en las cárceles; rostro de Cristo muriéndose de hambre en los niños que no tienen que comer; rostro de Cristo, el necesitado que pide una voz a la Iglesia ¿cómo se le va a negar la Iglesia, si es Cristo que le está diciendo "habla por mi"?”
Es difícil imaginarlo de forma más concreta. Menciona en primer lugar a los grupos de trabajadores temporales (en los cultivos de café, caña de azúcar y algodón). Personas que dejan anualmente su (demasiado pequeño) pedazo de tierra -alquilado- durante la estación seca para ir a trabajar en condiciones degradantes en las fincas de familias ricas, con el fin de ganar algo para ayudar a sus familias a sobrevivir. Luego se refiere a las víctimas de la represión que son torturadas en las cárceles. Pero llama especialmente la atención sobre los niños que mueren de hambre porque no hay comida disponible para ellos. - Hoy sabemos que se trata de millones de niños en todo el mundo - . Por último -y esto es muy actual hoy- vemos también ese rostro de Cristo en los necesitados que piden que la Iglesia les escuche y dé voz a su sufrimiento en la sociedad, camine con ellos.
En cada continente, en cada país, estos "pobres" tendrán nombres diferentes. También es responsabilidad de la Iglesia hacerlos visibles y audibles. Los emigrantes, los refugiados, las víctimas de la guerra, el terror, los abusos, el racismo; los trabajadores de muchos países asiáticos que confeccionan ropa occidental por una miseria, las personas para las que no hay techo y tienen que vivir en la calle, ..... Hoy, con tantos medios de comunicación, no podemos decir que no lo habíamos visto, no habíamos oído hablar de ello, ... El viajero asaltado por los ladrones (de otro relato evangélico) yace herido, sangrando en el suelo por todo el mundo. Y esos "ladrones" responden a los actuales sistemas de exclusión, de empobrecimiento para que las élites se hagan más ricas y poderosas. Esos pobres ("viajeros" del mundo) están en realidad a las puertas.
“En estos países, Cristo está profusamente presente, queridos hermanos, que sería lástima haber vivido como saturado de la presencia de Cristo – porque estamos saturados de pobres – y no haberlo conocido; haber vivido tantos años, tal vez, en las comodidades, en las riquezas, en el bienestar político, y no nos preocupamos de aquel Cristo, que estaba a nuestras puertas o que lo encontrábamos en las calles.”
Monseñor Romero nos dice hoy que lo que importa es la esencia del mensaje de Cristo. Aún hoy, muchos cristianos se levantan en defensa de "los pobres". Se dejan convocar por los "crucificados", los "viajeros asaltados", las víctimas de la injusticia, de los abusos, de todas las formas de violencia. Saben que ése es el camino al que están llamados. El "rostro de Cristo" está presente en nuestro alrededor. Tomar en serio su bautismo es ir por ese camino. Ser miembro de la Iglesia significa ir en búsqueda de esas personas heridas, escucharlas, acompañarlas, perseverar con ellas en la lucha por una vida (digna).
La crisis que atraviesa la Iglesia, donde las viejas estructuras gimen y las páginas negras del pasado reciente nos hacen estremecer y enfadar, nos pide escuchar el núcleo del cristianismo, la esencia del mensaje de Jesús. El evangelio de este domingo indica claramente lo que muchos cristianos (estén o no fuertemente asociados a la institucionalidad de la Iglesia) están haciendo día y noche, dejando su sueño por ello y levantándose para estar junto a las víctimas de nuestro sistema mundial, sacándolas del mar, dándoles cobijo y voz. De eso se trata. Muchos otros asuntos de la Iglesia son incidentales.
Monseñor Romero nos dice hoy: "Lo horizontal se hace vertical cuando nuestra caridad la motiva el verdadero amor a Dios". Creer en Dios, Fuente de Vida y de nuestro Futuro, creer en el camino que recorrió Jesús, significa volver a la esencia de la fe. Precisamente allí donde las dimensiones horizontal (solidaria) y vertical (espiritual) de la vida se cruzan, se profundizan y fortalecen mutuamente, es donde esa esencia de la iglesia se hace verdad. A ello podemos arriesgarnos siempre de nuevo. Así, en diferentes momentos de la historia (de la iglesia), los cristianos han superado crisis (de páginas negras y mucho sufrimiento de gente pequeña), han sacado las consecuencias de las páginas negras y han vuelto a empezar una y otra vez.
Preguntas para la reflexión y la acción personal y comunitaria
- Hagamos una lista de nuestras búsquedas, actividades, nuestro "hacer", "nuestro escuchar y hablar". En ella, ¿cómo mostramos lo "esencial" de nuestra fe cotidiana?
- ¿Qué podemos hacer para que nuestra celebración eclesial del final del año litúrgico -Cristo Rey- nos sitúe en medio de la parábola del Evangelio de hoy?
- En nuestras propias vidas, ¿cómo vivimos hoy esa intersección de horizontalidad (solidaridad) y verticalidad (espiritualidad) en nuestra fe?
[1] Homilías de Monseñor Oscar A. Romero. Tomo III – Ciclo A, UCA editores, San Salvador, primera edición 2006, p. 405 -406.