Bach, fantasía BWV 562



¡Feliz domingo! Vamos con otro día Bach, que así podemos calificar nuestros domingos aquí. La obra de hoy es muy peculiar, por lo incompleta que se conserva. No es de extrañar ya que los manuscritos iban y venían, desaparecían y se perdían definitivamente las obras. Bach compuso muchas más obras de las que conocemos y muchas se han perdido. Es una pena pero así eran las cosas. Incluso muchas seguro que están todavía por ahí en alguna biblioteca esperando ver la luz otra vez.

De nuevo, vamos a disfrutar no solo de la música sino de algún detalle de la vida de Johann Sebastian Bach (1685-1750), ese mago alemán que nació en Eisenach y falleció en Leipzig. Entre sus contemporáneos exactos está Gottfried Silbermann (1683-1753), el famoso organero. Trabajaron muchos codo a codo y, lo que es más importante, eran buenos amigos. Compartían intereses comunes en acústica y su aplicación a la afinación y construcción de órganos y es incluso posible que ambos trabajasen en los primeros fortepianos. Es muy posible que Silbermann fuese un huésped asiduo del hogar de Bach en Leipzig. De hecho, era padrino de Carl Philipp Emanuel, quien también lo tenía en alta estima. Una de las obras más famosas de Silbermann es el órgano que construyó para la localidad de Freiberg, concretamente para su catedral. Sabemos que Bach personalmente lo tocó. Así, quien se siente a sus teclados tiene el honor de pulsar teclas que el maestro usó.

El turno le toca hoy a la Fantasía y fuga en do menor, BWV 562. Si te fijas, en el título he omitido la palabra fuga. Ello es debido a que la fuga está incompleta y se suele omitir de las interpretaciones. Como muchas otras obras, parece que ambas partes fueron compuestas con cierta diferencia de tiempo (aquí incluso se apunta a más de 30 años). La fantasía tiene una factura soberbia y es una de las obras más difíciles del maestro. Está generada a partir de un compás pero que va pasando a través de todas las voces, incluso con el pedal. Podemos decir que transcurre de forma tranquila y casi inamovible. Sus 81 compases, sin embargo, dan lugar a una estructura imponente, llena de cromatismos y suspensiones. La fuga (no incluida en esta grabación) llega hasta la exposición de las cinco voces pero se interrumpe de forma abrupta.

La partitura de la pieza puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Marie-Claire Alain al órgano de la Iglesia de San Lorenzo de Alkmaar (Holanda).

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