Seguimos con este pequeño homenaje al maestro de Leipzig en la que podemos llamar "semana Bach" debido a que el lunes 28 se conmemoraba el aniversario de su fallecimiento precisamente en esa ciudad alemana. Hoy, martes, toca escuchar una misa, con lo que vamos a deleitarnos con una belleza de este gran hombre en la historia de la humanidad.

Recuerda, lo mismo te lo sabes ya de memoria, que el maestro es Johann Sebastian Bach (1685-1750), nacido en la localidad alemana de Eisenach. Que Bach fuese músico no es casualidad y casi es obligación. La familia Bach era una conocida familia de músicos de la región de Turingia. Bach nació y creció entre instrumentos y entre conversaciones musicales, tanto de sus familiares como de amigos y visitantes que viniesen a conversar con ellos. Por tanto, era inevitable que Johann Sebastian se dedicase a la música y que fuese capaz de tocar varios instrumentos. Fíjate si era conocida la familia en toda la región que, cuando en 1693 quedó una vacante de música en la capilla de la corte de Arnstadt, el conde pidió que urgentemente se llamase "a uno de los Bach". Así, el maestro fue uno más de la familia, pero el mejor de todos y aquel cuya memoria más ha perdurado.

El maestro Bach compuso cuatro llamadas "misas breves", de la que hoy te traigo un ejemplo. Concretamente, su Misa Breve en La Mayor BWV 234. Parece que fue compuesta alrededor de 1738 y Bach la interpretó bastante en Leipzig. Como era habitual en el maestro, gran parte de la música que se escucha ya había sido usada anteriormente. Sin embargo, el maestro era capaz de aumentarlo, mejorarlo y darle otra forma. Parece ser que lo primero que compuso fue el kyrie pero, cuando la escuchamos, tenemos la sensación de que estamos escuchando una obra nueva. ¡Así era el arte de Bach! El término "breve" se refiere a que solo tiene kyrie y gloria.

La interpretación es de Agnès Mellon (soprano), Gerard Lesne (alto), Christoph Pregardien (tenor), Peter Kooy (bajo) y el Collegium Vocale dirigidos por Philippe Herreweghe.